Extraído de "Sinfonía divina, acordes encarnados" Edit. PPC
" Y más que profeta, Franciscus" (III Domingo de Adviento)
¿Qué dice[1] Monseñor Romero sobre este texto?
1.También hoy, en el mundo entero, hay grupos de personas con diferentes actitudes hacia Jesús. Es importante recordar cómo Jesús dijo que está presente entre los pobres y los que sufren (que tienen hambre y sed, que están enfermos, que están en la cárcel, que no tienen casa, que huyen,...). También hoy se trata de pequeños grupos de personas que, a contracorriente, siguen tomando esa decisión por "los pobres y los que sufren", contra las reglas políticas, contra las leyes del mercado, contra el racismo y la exclusión. En estos grupos también hay cristianos que, en su elección, dan testimonio de ser discípulos de Jesús. Pero la gran mayoría de la gente, en cualquier parte del mundo, no está interesada en Jesús. En lo que llamamos el "Occidente" tradicional (cristiano), la indiferencia hacia la historia explícita de Jesús está creciendo notablemente. Y hay grupos de personas (poderosas) en todo el mundo que son activamente hostiles a cualquier crecimiento de los signos del Reino de Dios. La cuestión es dónde estamos, a qué grupo pertenecemos. No se trata de una cuestión teórica. No tiene nada que ver con estar bautizado y ser confirmado o no. Observamos que la gente de la iglesia también puede encontrarse en el segundo y en el tercer círculo, tanto entre los indiferentes de hecho como entre los enemigos.
Por último, tenemos que asegurarnos de que no se quede en una escucha meditativa, sino que conectemos con las preocupaciones y expectativas de la gente que nos rodea y luego elijamos conscientemente, a imitación de Jesús, estar junto a los "pobres y los que sufren", junto a los no cristianos comprometidos, para hacer posible una mayor humanización y liberación. En estos procesos también podemos dar testimonio de nuestra fe, de la historia de Jesús. Allí Jesús nos preguntará: ¿quién dices que soy yo? Y nuestras acciones serán entonces la garantía de nuestro discurso.
Preguntas sugeridas para la reflexión y la acción personal o comunitaria.
- ¿A qué grupo de personas pertenezco? ¿En cuál de mis actividades queda realmente claro mi lugar: entre los seguidores de Jesús, entre los desinteresados o entre los enemigos?
- ¿De qué manera queda claro en mi vida que Jesús es "el esperado"? ¿Por qué es cada vez más difícil que un número creciente de personas (sobre todo jóvenes) se acerquen a Jesús y lo experimenten como "lo que se espera" de Dios? ¿Qué aprendo de mis experiencias al hablar de Jesús? ¿Qué lo hace difícil? ¿Qué debo aprender?
- ¿Qué he hecho en los últimos años para "volver a Jesús"? ¿Qué libros he leído al respecto? ¿Qué significan los Evangelios para mi? ¿Dónde me encuentro hoy con Jesús? ¿Qué significa eso para mí? ¿Qué tengo que hacer para conocer más intensamente a Jesús en las circunstancias actuales de mi vida?
[1] Homilía de Mons. Romero durante la eucaristía del 24 domingo ordinario, el 16 de septiembre de 1979 p.318.319.320
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