“Obispo” y “palacio” no riman bien. No hacen verso ni salmo en el misterio de la vida, y menos eclesiástica. Ningún salmo-palacio conduce y prepara el Reino de Dios
En palacios, y menos en los episcopales, no se vive. Se administra, se manda y gobierna, se ejerce la autoridad y se preside. No se sirve. Se es servido. No “se está por casa”, sino que se reside en una mansión arquitectónicamente única en la ciudad en la que se ubica
Son 111 los obispos en activo, o en pasivo, censados hoy en España. ¿Cuántos de ellos viven habitualmente hoy en palacios, aun cuando su condición de “eméritos” les inste a hacerlo en residencias sacerdotales o en casas particulares, sin privilegios vecinales de ninguna clase o condición?
Los palacios “desespicopalizan”, “ipso facto”. A sus usuarios, aún “por la gracia de Dios”, los transforman, alteran, turban y perturban. ¿Para cuándo la primera noticia de los desahucios episcopales? ¿Las da por supuestas ya el Sínodo?