¿Quo vadis, Francisco?

En principio, a medio plazo, a pesar de la precaria salud física del Papa Francisco, no nos lleva a pensar que se avecina un cónclave. Otra cosa es que él decida libremente seguir la senda de Benedicto y retirarse a la Pampa argentina, dejando paso a otro Papa. Todo podría ser, aunque esta posibilidad estaría condicionada por un deterioro psíquico, que no es el caso, de momento. Si fuera este el caso, la lucidez del Papa le llevaría sin duda a dar un paso al lado.

En estos momentos, ¿qué es lo que realmente el Papa Francisco está haciendo? Desde mi punto de vista está poniendo las bases para la Iglesia del futuro. Está posibilitando que el post-Francisco tome decisiones que él ahora, a lo mejor desearía, pero que por distintas razones no lo hace. Probablemente su experiencia personal, su formación teológico-espiritual le impiden dar pasos más sólidos en algunas reformas de la Iglesia, pero está allanando el camino para que otros lo hagan. Sus catequesis ordinarias, sus encuentros, sus escritos programáticos, sus elecciones cardenalicias apuntan en esa línea.

Ha reformado, a pesar de la oposición interna, muchos aspectos del funcionamiento de la Curia Romana, particularmente en los temas económicos. Esto ha debido de ser muy duro con un desgaste significativo, ya que sin duda le han puesto muchos palos en el carro de la reforma.

No podemos olvidar que durante su Pontificado se han dado duros ataques razonables a la Iglesia con el tema de la pederastia, y también una contestación interna muy severa por parte de ciertos sectores muy conservadores todavía excesivamente presentes. Las tradicionales Iglesias europeas, Francia, Alemania, Italia, Portugal y España están sufriendo los embates de los escándalos de la Iglesia, que tiene como consecuencia la desafección y el desapego. A pesar de la JMJ, en el que se ha manifestado profético animando la juventud, el día a día de la Iglesia es muy duro para muchos párrocos, que tienen que bregar duro para mantener vida en sus comunidades. Los espejismos en el desierto son peligrosos ya que no nos muestran la verdadera realidad…

A pesar de la JMJ, en el que se ha manifestado profético animando la juventud, el día a día de la Iglesia es muy duro para muchos párrocos, que tienen que bregar duro para mantener vida en sus comunidades. Los espejismos en el desierto son peligrosos ya que no nos muestran la verdadera realidad

Francisco está trazando las líneas para una Iglesia más sencilla, integradora de todas las sensibilidades. En la Iglesia caben todos, hasta tres veces, les hacía gritar a los jóvenes en Lisboa. Aunar esfuerzos para crear una Fraternidad eclesial plural y diversa, integradora, y no excluyente. Ese sueño, el Papa lo está posibilitando. La Sinodalidad apunta en esa línea: educar en la escucha y el diálogo, en la aceptación de lo distinto y diverso.

La imposición de unos parámetros dogmáticos o morales únicamente llevan a posiciones conservadoras o radicales, separatistas, generadoras de descomunión. El diálogo en torno a las distintas hermenéuticas culturales e históricas, presididas por el Espíritu Santo y la buena voluntad, posibilitarán los necesarios cambios para que la Iglesia, siempre fiel a sus raíces, las pueda actualizar para que sean significativas para los hombres y mujeres de hoy.

En esa lucha entiendo que está Francisco, lanzando cables para que la Iglesia del futuro sea significativa para todo el que llame a su puerta. En cualquier caso, Francisco, a su edad regala jovialidad y rezuma esperanza. Nos está mostrando una senectud fecunda, y nos precede en muchos temas.