"a vida es como una casa: hay que cuidar la fachada y el tejado"
Recuperar caminos
"Experiencia clave para nuestras comunidades"
Al pasar los años, en las comunidades cristianas se fue planteando espontáneamente un problema muy real. Pedro, María Magdalena y los demás discípulos habían vivido experiencias muy «especiales» de encuentro con Jesús vivo después de su muerte. Experiencias que a ellos los llevaron a «creer» en Jesús resucitado. Pero los que se acercaron más tarde al grupo de seguidores, ¿cómo podían despertar y alimentar esa misma fe?
Este es también hoy nuestro problema. Nosotros no hemos vivido el encuentro con el Resucitado que vivieron los primeros discípulos. ¿Con qué experiencias podemos contar nosotros? Esto es lo que plantea el relato de los discípulos de Emaús.
Los dos caminan hacia sus casas, tristes y desolados. Su fe en Jesús se ha apagado. Ya no esperan nada de él. Todo ha sido una ilusión. Jesús, que los sigue sin hacerse notar, los alcanza y camina con ellos. Lucas expone así la situación: «Jesús se puso a caminar con ellos, pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo». ¿Qué pueden hacer para experimentar su presencia viva junto a ellos?
Lo importante es que estos discípulos no olvidan a Jesús; «conversan y discuten» sobre él; recuerdan sus «palabras» y sus «hechos» de gran profeta; dejan que aquel desconocido les vaya explicando lo ocurrido. Sus ojos no se abren enseguida, pero «su corazón comienza a arder».
"Los dos caminan hacia sus casas, tristes y desolados. Su fe en Jesús se ha apagado. Ya no esperan nada de él"
Es lo primero que necesitamos en nuestras comunidades: recordar a Jesús, ahondar en su mensaje y en su actuación, meditar en su crucifixión… Si, en algún momento, Jesús nos conmueve, sus palabras nos llegan hasta dentro y nuestro corazón comienza a arder, es señal de que nuestra fe se está despertando.
No basta. Según Lucas es necesaria la experiencia de la cena eucarística. Aunque todavía no saben quién es, los dos caminantes sienten necesidad de Jesús. Les hace bien su compañía. No quieren que los deje: «Quédate con nosotros». Lucas lo subraya con gozo: «Jesús entró para quedarse con ellos». En la cena se les abren los ojos.
Estas son las dos experiencias clave: sentir que nuestro corazón arde al recordar su mensaje, su actuación y su vida entera; sentir que, al celebrar la eucaristía, su persona nos alimenta, nos fortalece y nos consuela. Así crece en la Iglesia la fe en el Resucitado.
26 de abril 2020
También te puede interesar
"a vida es como una casa: hay que cuidar la fachada y el tejado"
Recuperar caminos
"Tenemos corazón, pero se nos ha endurecido"
¿Seguimos despiertos?
"Hay quienes también hoy se burlan del Crucificado. No saben lo que hacen"
¿Burlarnos o invocar?
El primer signo de esperanza
Dar por terminado
Lo último
Una travesía entre los miedos del mundo hacia el Belén de las Periferias
La Esperanza insurgente del Adviento
Retomamos el camino de Adviento
15 de diciembre: III Lunes de Adviento
Si hablamos de "identidad sacramental" para vincular a los varones consagrados a Cristo, no terminamos de ver qué relación tiene con el orden natural, con la masculinidad o feminidad
Volvemos a rechazar a las mujeres en el orden sagrado