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"Hoy puede ser un gran día para leer, escuchar y meditar la Palabra de Dios. Repitámonos esto cada día"
Hoy la Iglesia celebra el VI Domingo de la Palabra de Dios. El papa Francisco, en el contexto de este año jubilar, ha elegido el lema «Espero en tu palabra» para esta jornada, inspirado en el salmo 119 (cf. Sal 119,74). Esta celebración coincide con el inicio de la IX Semana de la Biblia en las diócesis catalanas. Una semana con iniciativas para vivir la Palabra de Dios, la luz que ilumina nuestros pasos en el camino de la vida.
Con gozo nos enamoramos de la Palabra de Dios, la contemplamos cual si fuera una casa hermosa que encontramos por el camino en nuestro peregrinar por la vida. Hoy os invito a deteneros y a entrar en ella sin prisas, a descubrir su inmensidad, los detalles y la belleza que no podemos percibir desde fuera. Sí, os invito a penetrar en los rincones de la Biblia y a hacer de ella vuestro hogar, vuestra vida. Con determinación nos dice el Papa que crezcamos y nos familiaricemos con la Sagrada Escritura (cf. Aperuit illis, 15). Ciertamente, la Palabra de Dios, cuando es cercana y familiar, es fuente de alegría y de esperanza, especialmente en los tiempos difíciles y oscuros, en los que parece que desfallecemos. Cristo es nuestra esperanza (cf. 1 Tim 1,1).
La Sagrada Escritura es una bella canción de amor que Dios nos canta a cada uno de nosotros. Hay que escuchar bien para deleitarse con su melodía. El estribillo de esta canción nos repite una y otra vez lo afortunados que somos, afortunados de tener a Dios siempre a nuestro lado. Cuando leemos y escuchamos con atención esta canción descubrimos maravillosos textos que alimentan y mantienen viva nuestra esperanza.
Tenemos un bello ejemplo en un pasaje del Evangelio según san Lucas. Pedro salió a pescar con otros pescadores, pero, después de no pescar nada en toda la noche, desistieron y dejaron sus barcas junto al lago. Jesús se acercó a Pedro mientras recogía las redes vacías y le pidió que volvieran a remar mar adentro y echaran de nuevo las redes. Pedro había perdido toda la esperanza. Sin embargo, finalmente, lo volvió a intentar, creyó en la Palabra de Jesús. Echaron las redes y obtuvieron pesca abundante. Fue tan cuantiosa que las redes amenzaban romperse. Pedro se avergonzó de dudar del Maestro y le pidió perdón. Jesús, entonces, le aseguró que sería pescador de hombres. Pedro lo dejó todo y lo siguió. (cf. Lc 5,1-11)
Cuando confiamos en Cristo, recibimos un ánimo y un amor que nos desborda, que rompe nuestra fragilidad y nos hace fuertes para seguir adelante ante la adversidad. Dejemos que Dios encuentre un lugar en nuestro corazón e ilumine nuestra vida y la llene de sentido. Dejemos que su Palabra nos guíe. Cualquier momento del día es bueno para ir a su encuentro. No hace falta mucha preparación, solo curiosidad y un poco de hambre de Dios, que podemos saciar con una breve lectura de su Palabra.
El papa Francisco nos sugiere, con gran acierto, que tengamos siempre a mano, en el bolsillo, bolso, cartera o mochila, un pequeño ejemplar del Evangelio
El papa Francisco nos sugiere, con gran acierto, que tengamos siempre a mano, en el bolsillo, bolso, cartera o mochila, un pequeño ejemplar del Evangelio. Y para aquellos más modernos también existen varias aplicaciones y páginas de Internet. Hoy puede ser un gran día para leer, escuchar y meditar la Palabra de Dios. Repitámonos esto cada día.
Queridos hermanos y hermanas, anunciemos con alegría el Evangelio a nuestros hermanos. Hagámoslo con palabras y con nuestro testimonio de vida.
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