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VIVIR CON LOS OTROS EN LA CARIDAD
"El clamor de la tierra y el clamor de los pobres"
Con Laudato si´, Francisco ha puesto sobre la mesa una cuestión que a los católicos no puede dejar indiferente, “el clamor de la tierra y el clamor de los pobres". Es el lamento de los que sufren la degradación del medio ambiente.
Y hay una pregunta importante…¿qué tiene que decir la Doctrina Social de la Iglesia en todo esto?
La tarea de la Iglesia de salvar almas no puede relegar las cuestiones sociales, científicas y políticas a otra esfera. El Papa Francisco apunta al compromiso social que toda experiencia cristiana conlleva, al preocuparse por la vida del ser humano. Esta preocupación se hace palpable en la relación del hombre con la naturaleza, y en su responsabilidad social y ambiental.
Entramos en la era ecológica, con una nueva cosmología, donde hay una fuerte presencia de lo sagrado en la realidad del mundo y donde los cristianos católicos tenemos una responsabilidad mayor de la que tuvieron las generaciones precedentes.
La economía se lo traga todo, de modo que los ciudadanos ya no piensan según su cultura sino según lo que diga la esfera económica. Se hace necesario por tanto, que esta era ecológica sea también una era religiosa donde las implicaciones para la Doctrina Social de la Iglesia deberían conllevar:
Hacer realidad una ética ecológica de creyentes y no creyentes, integral y colaborativa, donde Dios se dona totalmente al mundo y éste responde en una circularidad de donación que hace al mundo más humano y a la vez más divino.
En este entorno, se nos hace necesario combatir la pobreza en el marco de la globalización con una visión amplia. Si la pobreza fuese sólo material, las ciencias sociales nos ayudarían a medir y a lidiar con ella. Sin embargo, sabemos que hay pobrezas inmateriales que no son consecuencia directa de carencias materiales, se trata de la marginación, la pobreza relacional, moral y espiritual que aqueja a las sociedades ricas y desarrolladas a pesar de su bienestar económico. Son el “subdesarrollo moral” y las consecuencias negativas del “superdesarrollo”.
Cualquier pobreza no asumida libremente tiene su raíz en la falta de respeto por la dignidad trascendente de la persona y si no se considera al hombre en su vocación integral tampoco defenderemos una auténtica ecología humana y de ahí que se desencadenen esas dinámicas de pobreza que hemos visto anteriormente.
Para los católicos queda el compromiso de dar gracias a Dios por las maravillas de la creación, educar en nuestros estilos de vida, saber llevar una vida sobria, superar el individualismo buscando más al otro, llevar a cabo un diálogo ambiental serio y participar en la tarea política.
Así asumiremos el compromiso de la “opción preferencial por los pobres” en la época actual y podremos salir a su encuentro.
Rosa María Quero Pérez
Animadora Laudato si´ del Movimento Laudato Si´
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