Francisco llamó a "defender con firmeza" los derechos de mujeres y menores

El papa Francisco llamó hoy a "defender con firmeza" los derechos de mujeres y menores, al encabezar un encuentro con referentes educativos del Vaticano en el que pidió "no usar nunca el nombre de Dios para justificar la violencia y el odio" hacia otras religiones.

"Si en el pasado los derechos de las mujeres, de los menores, de los más débiles no han sido respetados siempre, hoy nos comprometemos a defender con firmeza esos derechos y enseñar a las nuevas generaciones a ser voz de los sin voz", planteó el pontífice en el evento "Religión y Educación: Hacia un Pacto Educativo Global" en el Vaticano.

"Por tanto, la educación nos pide repudiar y denunciar cualquier violación de la integridad física o moral de cada individuo", agregó el Papa durante su discurso frente a miembros de la Congregación para la Educación Católica vaticana, uno de los entes que será modificado antes de fin de año con la nueva Constitución Apostólica y que pasará a formar un solo organismo con el Pontificio Consejo para la Cultura.

Identidad y no discriminación

En esa línea, el Papa aseveró que "si en el pasado, también en nombre de la religión, se han discriminado las minorías étnicas, culturales, políticas o de otro tipo, hoy nosotros queremos defender la identidad y la dignidad de cada persona y enseñar a las nuevas generaciones a acoger a todos sin discriminación". "Por tanto, la educación nos compromete a acoger al otro tal como es, sin juzgar y condenar a ninguno", agregó Jorge Bergoglio.

En su discurso, el Papa se refirió también a los desafíos que enfrenta la educación por el cambio climático y sostuvo que "si en el pasado hemos tolerado la explotación y el saqueo de nuestra casa común, hoy, más conscientes de nuestro papel de custodios de la creación que nos ha sido encomendado por Dios, queremos ser voz de la naturaleza que grita por su supervivencia y formarnos a nosotros y a las nuevas generaciones en un estilo de vida más sobrio y eco sostenible".

Francisco enmarcó su discurso en un contexto en el que, opinó, "desde siempre las religiones han tenido una estrecha relación con la educación, acompañando las actividades religiosas con las educativas, docentes y académicas".

En ese marco, para el Papa, "la educación nos compromete a no usar nunca el nombre de Dios para justificar la violencia y el odio hacia otras tradiciones religiosas, a condenar cualquier forma de fanatismo o de fundamentalismo y a defender el derecho de cada uno a elegir y actuar según su propia conciencia".