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Reflexiones en la fiesta de Santa María Magdalena
En el discurso escatológico que recoge Mateo, Jesús habla de la venida del Hijo del hombre y advierte a los suyos que tienen que estar bien atentos, en discernimiento, y no creer de modo fácil a los que dicen que está aquí o que está allá; y da una clave un tanto extraña: “donde está el cadáver, allí se juntaran los buitres” (Mt 24,28); según esto, los seguidores de Jesús, atentos al reino, han de tener el olfato de buitre para reunirse donde está el muerto y hallar al salvador que viene. María Magdalena y las otras mujeres tenían este olfato y siguiéndolo se fueron para la tumba y allá se toparon con el resucitado; fueron a ungir un muerto y descubrieron que estaba vivo.
Las mujeres buscadoras son hoy esas mujeres de la pascua y van afanosas también buscando por doquier, tienen olfato y discernimiento de buitre; ellas lo dicen sin tapujos:
“Nos hemos cansado, pero no nos rendimos… buscamos mientras caminamos, mientras dormimos, buscamos donde nadie buscaría… hemos seguido huellas, rastros de sangre, seguimos noticias, pistas que llevan de un lugar a otro, de una ciudad a otra, de la desesperanza a la esperanza y a veces otra vez a la desesperanza, la desaparición es un duelo congelado en el tiempo…. Hemos buscado en caminos, en trochas, en ríos, en cementerios, en montes, en caseríos, en donde rondan las aves carroñeras, en playas y montañas…hemos buscado en los rostros de cada uno de ustedes, en la calle, buscamos mientras respiramos y algunas veces perdemos el aliento mientras buscamos, nos han guiado los sueños, la fe, las mayoras, los brujos y sanadores…hemos escarbado con nuestras propias manos, hemos excavado fosas, hemos revolcado cementerios… Ellos, ellos también nos buscan-.” (Comisión de la Verdad, Reconocemos su búsqueda, Canal de YouTube, minuto 44)
Las mujeres buscan el cadáver y animan a todos a encontrar; con buen olfato y discernimiento, en mucha lucha y resistencia, saben que en el paradero y verdad de sus desaparecidos hay salvación. La fe nos dice que todos esos muertos buscados son el Crucificado, que están en lugar de Dios, y por esto ir hacia ellos, buscar, es encontrarse con el Hijo del hombre, con Cristo que llega de nuevo. Las mujeres saben que su búsqueda no terminará en la muerte, que habrá vida; por eso, contra toda evidencia gritan en las calles y en las plazas: “vivos se los llevaron y vivos los queremos”; ellas creen que al final todo estará bien. Hoy, día de Santa María Magdalena, pienso en todas las mujeres buscadoras de Colombia, especialmente de las “cuchas” que siguen encontrando en la Escombrera de Medellín
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