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Dios no nos condena por nuestros errores, pero sí nos llama a cambiar

Reflexión moderna sobre Lucas 13, 1-9

En nuestra sociedad, solemos buscar respuestas rápidas ante el sufrimiento: queremos encontrar una razón para el mal y, a veces, culpamos a las víctimas o creemos que todo es fruto del destino. Jesús rompe con esta lógica simplista y nos invita a mirar nuestra propia vida en lugar de juzgar a los demás

Parábola de la higuera | IA

En este pasaje del Evangelio de San Lucas, Jesús responde a la inquietud de algunos sobre la tragedia de los galileos asesinados por Pilato y sobre el derrumbe de la torre de Siloé, que mató a dieciocho personas. Jesús deja claro que estas desgracias no son castigos divinos por pecados individuales, sino una llamada a la conversión. Luego, cuenta la parábola de la higuera estéril: un árbol que no da fruto durante tres años, pero al que el viñador le pide al dueño que le dé una oportunidad más, con cuidado y paciencia, antes de cortarlo.

Una lectura contemporánea: el tiempo de la misericordia

En nuestra sociedad, solemos buscar respuestas rápidas ante el sufrimiento: queremos encontrar una razón para el mal y, a veces, culpamos a las víctimas o creemos que todo es fruto del destino. Jesús rompe con esta lógica simplista y nos invita a mirar nuestra propia vida en lugar de juzgar a los demás. Nos recuerda que lo importante no es buscar culpables, sino hacer un examen personal y cambiar lo que nos aleja de Dios y del amor al prójimo.

Parábola de la higuera | IA

La parábola de la higuera estéril es una imagen poderosa de la paciencia divina. Vivimos en una cultura de lo inmediato, donde lo que no da resultados se descarta rápidamente: relaciones, proyectos, incluso personas.

Sin embargo, Dios no actúa así con nosotros. Nos da oportunidades, nos cuida, nos fertiliza con su gracia y espera pacientemente que demos fruto. Pero esa paciencia no es infinita: es una invitación urgente a cambiar ahora, a vivir con sentido, a no postergar la conversión.

Hoy podríamos preguntarnos:

• ¿Estoy viviendo de manera estéril, sin dar frutos de amor, justicia y compasión?

• ¿Estoy dejando pasar el tiempo sin responder al llamado de Dios?

• ¿Tengo paciencia con los demás, como Dios la tiene conmigo, o exijo resultados inmediatos?

Parábola de la higuera | IA

Jesús nos muestra que Dios no nos condena por nuestros errores, pero sí nos llama a cambiar. La misericordia no es una excusa para la pasividad, sino un impulso para la transformación. No esperemos a que sea demasiado tarde para empezar a dar frutos.

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