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Óscar Romero y los sacerdotes secularizados

Durante los dos últimos años de su vida, hasta el día en que fue asesinado, Óscar Romero registraba cada noche en cinta magnetofónica lo más notable de su actividad durante aquella jornada. Diez años después de su muerte, la curia arzobispal de San Salvador publicó Su diario, transcripción fiel de aquellas cintas, sin introducción, notas ni comentarios, sólo un documento del canciller certificando la fidelidad de la transcripción. Ante la inminencia de su canonización se han publicado muchos y merecidos elogios de su actuación, pero, sin ser lo más importante de su personalidad episcopal, creo oportuno divulgar un pasaje del 9 de noviembre de 1979 que no he visto citado ni comentado en ninguna parte. Lo transcribo.

“Otra invitación muy interesante para la noche. Una reunión de ex-sacerdotes que han encontrado en esta reunión fraternal la manera de compartir sus preocupaciones y su situación de sacerdotes retirados del ministerio. Sintieron mucha alegría de que yo estuviera con ellos y me propusieron su idea de crear una comunidad de base. Yo les animé en su propósito, ya que, por el hecho de haberse retirado del ministerio, no dejan de ser miembros selectos de la Iglesia. Que el carácter sacerdotal que llevan les capacita para una obra de Iglesia, como es una verdadera comunidad eclesial de base, desde la cual tienen que vivir la característica misionera y santificadora de la Iglesia. Noto mucha sinceridad, mucha cordialidad y un gran sentido de adhesión a la jerarquía”.

(Óscar Arnulfo Romero, Su diario, Arzobispado de San Salvador, San Salvador, 1989, p. 329)

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