Extraído de "Sinfonía divina, acordes encarnados" Edit. PPC
" Y más que profeta, Franciscus" (III Domingo de Adviento)
"Jesús cumplió su enseñanza, pero de un modo distinto"
El seminario de la casa de José
En el seminario de la casa de José aprendió Jesús a poner su vida al servicio de los otros. José fue de esa forma el mejor maestro de Jesús, en la escuela de la vida, del compromiso por los pobres, desde la misma base de trabajo, sufrimiento y búsqueda de amor del judaísmo de su tiempo; Jesús, por su parte, cumplió la enseñanza de José, pero de un modo distinto. Sólo así pudo cumplirla de verdad.
José enseñó a Jesús de una manera intensa, arriesgada, abriendo ante sus ojos un camino de liberación judía según ley, que él, Jesús, debería superar. Sin esa enseñanza de José, que él debió superar por dentro, Jesús no hubiera sido el Cristo de Israel, ni José hubiera sido un buen "padre".
Recordemos algunos datos
La tradición de la iglesia le considera padre (adoptivo) del Mesías (cf. Lc 2, 48; Jn 1, 45; 6, 42). Como hijo de José, Jesús nació dentro de una familia abierta a las promesas davídicas. Fue buen hijo, y precisamente por eso tuvo que reinterpretar y superar la enseñanza "oficial" de José. Eso significa que José enseñó a Jesús unas cosas buenas, y Jesús tuvo que acogerlas y cumplirlas, pero sólo superéndolas. Sólo así fue José un buen "director" de seminario, y Jesús un buen Mesías.
En esa perspectiva, el evangelio de Juan sabe que Jesús era hijo de José (cf. Jn 1, 45; 6, 42), pero añadiendo que para serlo de verdad (como Hijo de Dios) tuvo que superar la doctrina de Jesús, para ser de verdad hijo de Dios y salvador de todos.
José educó a Jesús para una cosa (el mesianismo israelita) y Jesús le obedeció, pero interpretando de un modo distinto su enseñanza. Fue hijo de José superando a José.
Mateo sigue en la misma línea. Así presenta a José como Hijo de David (Mt 1, 20), heredero de las promesas mesiánicas, hombre «justo» (dikaios) que cumple lo que exige y pide la ley (Mt 1, 19). Lógicamente, José debía ser capaz de trasmitir a Jesús esas promesas, diciéndole la forma en que debía comportarse, como portador de la Palabra de Dios.
Pero el ángel le pide que renuncie a su paternidad mesiánica (carnal), con los derechos que ella implica, poniéndose al servicio de María, su esposa (Mt 1, 18-25). Le pide que abandone su función de “padre-patriarcal” y que acepte, acoja y cuide la obra que Dios ha realizado a través de su esposa María y que realizará por Jesús, superando el mesianismo nacional israelita.
Lucas destaca esa distancia entre Jesús y José en el mismo relato del niño perdido en el templo. La madre reprende a Jesús diciéndole: “Tú padre y yo te estábamos buscando”. Pero Jesús responde: ¿No sabéis que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?” (Lc 2, 48-49).
José es "padre de Jesús", pero, a fin de serlo de verdad, tiene que dejar que Dios sea su padre verdadero. José enseña a Jesús la doctrina del mesianismo judío, pero Jesús le obedece "desobedeciendo", escuchando la voz más alta del Padre del cielo. Y José lo acepta, y por eso es verdadero "padre de Jesús", su director de seminario.
Ese motivo aparece de manera aún más significativa en otro texto: Jesús anuncia un mensaje de gracia universal (Lc 4, 18-19, cf. Is 61, 1-2 y 58, 6,), es decir, la salvación de Dios para todos los pueblos del mundo. De esa manera, para cumplir la esperanza de Israel, Jesús debe superarla.
Pero, en vez de alegrarse por ello, sus paisanos de Nazaret le rechazan, diciendo: «¿No es este el hijo de José?» (Lc 4, 22)... acusándolo de no serlo de verdad, de rechazar el mesianismo de Israel, de ir en contra de su mismo padre José.
Ciertamente, los nazarenos saben que Jesús es hijo de José, en plano genealógico y legal. Por eso, la pregunta puede sonar de esta manera: «¿Cómo siendo tú hijo de José (que uno de los nuestros, buen nacionalista, hombre de iglesia judia legal) puedes comportarte de esta forma?».
Según ellos, José había querido que Jesús fuera un buen nacionalista judío... Pero Jesús se ha vuelto un peligroso "universalista mesiánico". Éste es el problema de fondo del "seminario de José": Ha enseñado una cosa, pero Jesús ha "entendido otra" (ha entendido lo que José quizá sabía, pero sin saberlo del todo, ni aceptarlo externamente.
Los nazarenos recuerdan a José como un «nacionalista» judío (probablemente ya muerto), para oponer su figura a la de Jesús, que parece romper las fronteras nacionales.
Pero Jesús les responde en el fondo diciendo: En realidad, en contra de lo que pensáis, José quería que yo fuera como soy, hombre al servicio de todos los pobres y oprimidos de la tierra, judíos o no judíos. Por ser fiel a la enseñanza profunda de José soy lo que soy.
Éste es el enigma y mensaje de José, que podemos resumir en tres proposiciones:
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