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El Papa dejó inaugurado el Año Santo de la Esperanza que marcará la vida de la Iglesia durante 2025
Pocos minutos después de las 19 horas de este martes 24 de diciembre, el papa Francisco abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, el momento oficial de inicio del Jubileo que lleva por lema "Peregrinos de la Esperanza".
"Entramos en el templo de la misericordia y del perdón para que a todo hombre y mujer le sea abierto el camino de la esperanza que no defrauda", había invitado minutos antes el pontífice dirigiéndose a los concelebrantes y miembros del clero que lo rodeaban en el atrio de la Basílica (entre los invitados, también, la primera ministra italiana, Georgia Meloni) y las cerca de 30.000 presionas presentes en la Plaza San Pedro.
Más de ocho años esperó la Puerta para volver a abrirse, luego del Jubileo extraordinario dedicado a la Misericordia convocado por el Papa para 2015 y 2016. "La Puerta Santa que se abre en la noche de Navidad es una invitación cumplir un pasaje, una pascua de renovación, a entrar en esa vida nueva que nos ofrece el encuentro con Cristo”, escribió Francisco en redes sociales esta misma tarde.
Con 88 años flamantes, Jorge Bergoglio inició hoy el primer Jubileo ordinario de su pontificado, atravesó la Puerta símbolo del peregrinaje más emblemático del catolicismo y fue rápidamente escoltado por 54 representantes del pueblo fiel de Dios de los cinco continentes que se le unieron en la peregrinación hacia el interior de la Basílica vaticana.
El Rito de Apertura de la Puerta Santa incluyó la proclamación de una lectura del capítulo 10 del Evangelio de San Juan, con el versículo: «Yo soy la puerta. Si alguien entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto» (v. 9). El gesto de entrar en la Basílica por la Puerta Santa debe interpretarse a la luz de este texto ya que, según la Santa Sede, entrar por la Puerta Santa expresa la voluntad de seguir y dejarse guiar por el Hijo Unigénito de Dios.
"Los jubileos son momentos preciosos para hacer balance de nuestras vidas, como individuos y como comunidad. Además, son ocasiones para la reflexión, el recogimiento y la escucha de lo que el Espíritu Santo nos dice hoy", planteó ayer el Papa al preparar el clima para la celebración que comienza hoy y que se extenderá hasta el 6 de enero de 2026, con más de 35 Jubileos temáticos a lo largo del año, y para la que se esperan unas 30 millones de visitas a Roma.
Para el Papa, según dijo en la víspera, "la Puerta Santa que se abre, en la noche de Navidad, es una invitación a hacer un pasaje, una Pascua de renovación, para entrar en esa vida nueva que nos ofrece el encuentro con Cristo".
El Jubileo Ordinario del año 2025, celebración propia de la Iglesia católica, coincide con un aniversario significativo para todos los cristianos: el 1700 aniversario de la celebración del primer Concilio Ecuménico, el Concilio de Nicea, quizás el único viaje que haga Francisco durante el Año Santo. En la Bula de convocatoria del Jubileo, Francisco escribió que el aniversario del Concilio de Nicea «invita a los cristianos a unirse en alabanza y en el agradecimiento a la Santísima Trinidad y, en particular, a Jesucristo, Hijo de Dios, “de la misma naturaleza del Padre”, que nos ha revelado semejante misterio de amor» (Spes non confundit §17).
Y así, esta Navidad, como de costumbre, están presentes en la Basílica de San Pedro, para la Misa de la Noche, invitados de algunas de las otras Iglesias y Comuniones cristianas presentes en Roma. Algunos de estos huéspedes ecuménicos han sido invitados a estar entre los que cruzaron el umbral de la Puerta Santa después del Santo Padre. Esta invitación es un gesto de hospitalidad, que los invita a compartir la alegría de la Iglesia católica en la apertura del Jubileo.
Para Francisco, así, "el año jubilar era un tiempo de redención y de renacimiento, marcado por ciertas decisiones de fuerte carácter simbólico, que aún hoy, mantiene una actualidad desarmante: el descanso del cultivo de la tierra, para recordarnos que nadie la posee ni puede explotarla, porque pertenece a Dios y nos es ofrecida por Él como un don que hay que custodiar; la condonación de las deudas, que pretendía restablecer cíclicamente, por tanto cada 50 años, una justicia social contra las desigualdades; la liberación de los esclavos, para cultivar el sueño de una comunidad humana libre de prevaricaciones y discriminaciones, más parecida al pueblo del éxodo, al que Dios había querido como una sola familia en camino".
Luego de la inauguración formal del Año Santo con la apertura de la Puerta que se abre solo en los Jubileos ordinarios cada 25 años y eventualmente en los extraordinarios, el Papa dedicará las primeras dos semanas de la celebración a la apertura de las otras cuatro Puertas Santas que habrá en la ciudad eterna: las otras tres basílicas papales (Santa Maria la Mayor, San Pablo Extramuros y San Juan Letrán) y, un signo 100% bergogliano, en la cárcel de Rebibbia, como forma de dar apoyo gestual a sus ya repetidos pedidos para mejorar las condiciones de detención de las personas y de su reclamo histórico para que las penas siempre sean consideradas una "ventana de esperanza", con un horizonte de futuro, lejos de las visiones que promueven pena de muerte y prisiones perpetuas como formulas mágicas. Pasado mañana, la de Rebibbia será la segunda puerta santa en abrirse y luego seguirán San Juan Letrán (29 de diciembre), Santa Maria la Mayor (1 de enero) y San Pablo Extramuros (5 de enero).
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