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Francisco, a la Delegación Ecuménica de Finlandia: "¡Debemos rezar por la paz!"

El Papa anima a ortodoxos, luteranos y católicos a entonar juntos la "sinfonía de la verdad"

"Dar testimonio de este amor encarnado es nuestra vocación ecuménica, en la comunión de todos los bautizados", terminó el Papa, quien pidió recitar todos juntos el Padre Nuestro, "cada uno en su propia lengua". "Y que Dios nos bendiga a todos", sostuvo al término de la oració

Francisco, con la Delegación Ecuménica de Finlandia | Vatican Media

"Como mensajero de la paz, san Enrique nos exhorta a no cesar de elevar nuestras oraciones por el don precioso, aunque frágil, de la paz. ¡Debemos rezar por la paz!". El Papa Francisco recibió, como es costumbre en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, a la Delegación Ecuménica de Finlandia, formada por el nuevo jefe de la Iglesia ortodoxa, Elías de Helsinki, así como a los obispos Raimo Goyarrola o Matti Salomäki.

En su saludo, el Papa agradeció los "pensamientos y sentimientos" de la familia cristiana, e invitó a que "caminemos juntos en este Año Santo 2025". "¡Camina en la esperanza!", subrayó el pontífice, poniendo como ejemplo a San Enrique, patrón de Finlandia y cuya fiesta celebran todas las confesiones cristianas.

Francisco, junto al líder ortodoxo finlandés

"Como mensajero de la paz, san Enrique nos exhorta a no cesar de elevar nuestras oraciones por el don precioso, aunque frágil, de la paz. ¡Debemos rezar por la paz!" clamó el Papa, quien reivindicó al santo como "símbolo de la unidad dada por Dios, porque su fiesta sigue uniendo a cristianos de distintas Iglesias y comunidades eclesiales para alabar juntos al Señor".

La delegación finlandesa, este año, ha venido acompañada por coros. "¡Gracias coro, gracias! ¡Quien canta reza dos veces! Gracias, cantores de la Cappella Sanctae Mariae, por este valioso servicio", señaló el Papa, quien abundó en la "sinfonía de la verdad" que pueden trabajar, juntas, las confesiones cristianas. Con esperanza. "No lo olvidéis nunca: la esperanza no defrauda. Porque «ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni las potestades, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá jamás separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro»", culminmó. (Rm 8, 38-39).

"Dar testimonio de este amor encarnado es nuestra vocación ecuménica, en la comunión de todos los bautizados", terminó el Papa, quien pidió recitar todos juntos el Padre Nuestro, "cada uno en su propia lengua". "Y que Dios nos bendiga a todos", sostuvo al término de la oración.

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