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Anuncio de Liberación

“De las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra”. (La Biblia en Isaías 2,4 en una lectura de la misa de hoy 30 de noviembre)

Los gastos militares de los 20 países del mundo que más invierten en este concepto suben a 1743 miles de millones de euros. El total mundial sube a 2,34 billones de euros.

Ahora el Presidente de EE.UU. exige a los 32 miembros de la OTAN subirlos al 5% del PIB de cada país lo que supone una ingente cantidad de dinero.

Se inventan armas cada vez más poderosas y mortíferas, como las antibúnker para alcanzar objetivos enterrados incluso a 62 metros de profundidad como la GBU-57 empleada por EE.UU. contra Irán, o las bombas termobáricas o misiles hipersónicos desplegados por Putin en Ucrania. ¿No es horrible todo esto?

¿Qué locura nos ha entrado en la mente y el corazón a los humanos, para cometer semejantes barbaridades? ¿A dónde vamos?

¿Por qué no dedicamos esos gastos inmensos a investigar para el bien, la paz; para educación, la salud, la erradicación de la pobreza, el cuidado de la Naturaleza.

¿Por qué no hacemos caso a lo que dice la Biblia? ¿Por qué no nos adiestramos para la vida y no para la guerra?

Dice Jesucristo en el Evangelio de hoy que “cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y los llevó a todos”: lo mismo pasó con la dana en Valencia. Poco tiempo antes unos científicos españoles ya habían anunciado algo de esto para el área de la costa del sol por la subida de la temperatura del agua del Mediterráneo. Pero ni los gobernantes ni la gente hicieron ningún caso. Las consecuencias fueron 229 muertos e innumerables daños materiales y miles de familias agobiadas y arruinadas, física y humanamente.

¿Por qué no le hacemos caso a Jesucristo y en vez de tener hambre y sed de guerra, no tenemos hambre y sed de Justicia, que es lo que de verdad necesita este mundo?

Los profetas de Israel como Isaías fomentaron la esperanza del pueblo anunciando a un Mesías Libertador, que iba a ser Jesucristo. Hoy los cristianos y sobre todo toda la Jerarquía de la Iglesia, ¿qué esperanza damos al mundo de hoy, que liberación le anunciamos al pueblo, que hacemos con tanta riqueza acumulada en templos, catedrales, museos, santuarios y otros miles y miles de bienes inmuebles, mientras millones de personas mueren de hambre? ¿Por qué los Obispos y Cardenales no dejan los palacios, por qué el Papa no se vuelve, por ejemplo a Santa Marta, o deja Castel Gandolfo?

¿Cuándo volveremos a ser coherentes con el Evangelio de Jesús para el bien de la Humanidad y la Creación para un mundo digno y más feliz para todo Ser Humano y toda Criatura?

Feliz domingo a tod@s.-

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