Rareza de villancicos
Los villancicos españoles más populares son bastante raros vistos desde otras latitudes y se mueven en una simpática, a veces irreverente bullanga, desconocida en los pueblos de Centroeuropa. Tienen a menudo más fiesta que profundidad, mezclan lo divino y lo humano, la Navidad con la Marimorena, los calzones roídos o robados de San José y los peces en el río bebiendo y bebiendo y volviendo a beber… En el “Dime, niño, de quién eres” se pone, muy teológicamente, en labios de Jesús: “Soy de la Virgen María / y del Espíritu santo”, y enseguida se entra en una grave afirmación sobre la muerte que nos aguarda a todos. Cosas del folklore. En otra pieza muy popular se hace una apelación directa a la borrachera y al exceso navideño. Contrastes llamativos que, sin teoría previa, canto o anoto en los siguientes versillos.
VAYA PUEBLO ESTE QUE CANTA
(Villancico)
Vaya pueblo este que canta
y canta la Navidad:
“La Nochebuena se viene,
la Nochebuena se va,
y nosotros nos iremos
y no volveremos más”.
Ellos piensan en marcharse
cuando Dios más cerca está.
Tampoco sobran razones
a un pueblo que en Navidad
pide la bota a María
y se quiere emborrachar.
¿Para llenar sus cabezas
de vino y oscuridad?
Y todo cuando la noche
más clara que nunca está.
Que nadie piense de oscuro
si oye en la noche sonar
“Gloria a Dios en las alturas
y en la tierra al hombre paz”.