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"Se está confundiendo la laicidad con la ignorancia". Estas fueron las palabras que el profesor Joan Francesc Mira, el intelectual valenciano más importante que tenemos entre nosotros, dijo en la excelente entrevista que la periodista Lídia Herèdia le hizo en el programa “Els Matins” de TV3, el 11 de marzo pasado.
Este gran sabio de nuestro tiempo, aunque él, con modestia, se definía en aquella entrevista como “un profesional de la antropología social sin profesión y un aficionado al griego, con profesión de profesor de griego”, afirmó, con un gran sentido común, que en la actualidad “se está confundiendo la laicidad con la ignorancia”.
He recordado estas acertadas palabras del profesor Mira, cuando el pasado día 19 leí el artículo, “Ministra Celaá, ¡tenga el valor de sacar la Religión fuera de la Escuela!”, escrito por Raquel Ortiz y Eugenio Piñero, miembros de “Valencia Laica” (Levante, 19 de noviembre de 2020).
Los autores de este artículo afirmaban que “unos de los temas de mayor disputa ha sido si la Religión debe formar parte del currículo académico o no….o lo que es lo mismo, si en la Escuela se deben impartir materias adoctrinadoras o si, por el contrario, la Escuela tiene que ser laica”.
Quiero decir en primer lugar, con el máximo respeto a lo que exponen los miembros de “Valencia Laica”, que la clase de religión no ha de ser nunca “adoctrinadora”, porque esta materia que se imparte en la escuela no ha de ser nunca una catequesis, sino que ha de ser una asignatura que ha de ayudar a los alumnos a crecer en conocimientos. Por eso, muy acertadamente, Joan Francesc Mira, en aquella entrevista, decía que él es “un cristiano cultural” y que en nuestra sociedad (y también en la escuela), “si no tienes el referente del cristianismo, no puedes entender nada, absolutamente nada”.
Refiriéndose a los que pretenden excluir de la sociedad y de la escuela la religión, el profesor Mira decía que “me parece una pérdida imperdonable. Está mal eliminar de la formación escolar los elementos de la cultura cristiana, por la sencilla razón que es la nuestra”. Y añadía aún Joan Francesc Mira: “Eliminar eso es eliminar toda la historia. Los alumnos que no hayan entrado en esta cultura cristiana, ¿serán más felices? Es como si a una persona no le explico quién es su padre o su madre”, ya que en este caso “estás en el mundo medio colgado en el aire, sin lugar”. El profesor Mira decía también que “no se puede eliminar la cultura cristiana”, por el hecho de que “está imbricada en nuestra historia y nos hace falta, para entender el mundo”.
Evidentemente que la asignatura de religión no ha de ser un adoctrinamiento, no ha de impartir “doctrina cristiana”. La fe se transmite en la familia y en la parroquia, no en la escuela, que sí que ha de impartir unos conocimientos que forman parte de nuestra cultura y de nuestra historia. Por eso el profesor Mira afirmaba que la religión “es independiente de la fe” y decía que “no podemos perder todas las referencias culturales externas, literarias, históricas, monumentales, estéticas”.
Los representantes de “Valencia Laica” afirmaban en su artículo que “la Escuela tiene que educar para que el alumnado pueda, en un futuro, ofrecer lo mejor de sí mismo, en el campo de la ciencia y del conocimiento general”. En eso estoy de acuerdo con los autores del artículo. Pero sin el conocimiento de la cultura cristiana, como dijo Joan Francesc Mira, “no puedes entender nada, absolutamente nada”. Son muchos los estudiantes universitarios y de bachillerato que no entienden nada cuando visitan con sus profesores una exposición de pintura, porque no tienen un conocimiento de la cultura religiosa.
De lo que sí que discrepo del artículo, es cuando sus autores afirman que “las creencias religiosas, igual que las ideologías políticas, deben reservarse para el ámbito privado y personal y la Escuela debe centrarse en transmitir conocimientos”. La cultura cristiana no es también “conocimientos”? ¿Y qué quiere decir “ámbito privado”? La religión se ha de “encerrar” en los templos? Y las ideologías políticas, si “deben reservarse para el ámbito privado y personal”, ¿dónde se han de encerrar? ¿En las sedes de los partidos? ¿No se han de expresar públicamente en la calle, como también se han de expresar en la calle la religión?
Finalmente, los autores del artículo se extrañan de que la izquierda no haga lo posible para conducir a la escuela “hacia una neutralidad ideológica y religiosa”. ¿Qué quiere decir “neutralidad”? ¿Los miembros de “Valencia Laica” creen sinceramente que la escuela es neutra? La escuela no es nunca neutra, ya que ha de transmitir y fomentar valores como los derechos humanos, la solidaridad, la libertad, el respeto al diferente, el pacifismo.... ¿O no ha de transmitir estos valores que, evidentemente, son ideológicos?
Como dijo el profesor Mira en aquella entrevista (que invito a ver), con la exclusión de la religión en la escuela estamos perdiendo “referencias culturales” y por eso estamos “confundiendo la laicidad con la ignorancia”.
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