"Este tiempo de adviento es encontrarnos con Jesús que es la Verdad"
El Adviento nos lleva a reflexionar en la autenticidad de nuestra fe en Cristo
"La experiencia de Jesús no se puede quedar encerrada en uno mismo, sino que hay que comunicarla"
Para ser discípulo de Jesús se hace necesario poder escuchar para ir a proclamar la buena nueva.
Es propio de Jesús liberar de aquello que nos impide escucharlo para poder dar a conocer al mismo Jesús.
El Sordo y Tartamudo del evangelio de Marcos en este domingo 23 del tiempo ordinario nos hace ver la importancia que tiene para Jesús poder quitar la sordera para que se le pueda proclamar como la Palabra que es.
Jesús mete sus dedos en los oídos del Sordo y le toca la lengua con saliva al Tartamudo, quien es la misma persona. Qué mejor manera de liberar en ese contacto personal vivo de Jesús con el enfermo.
La vida cambia totalmente para quien es curado. No sólo experimenta el poder liberador y sanador de Jesús, sino que puede recrearse en la luz de la palabra que lo ilumina y escuchar lo que la misma gente proclama de Jesús: Él mando que no lo dijeran a nadie, pero cuánto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decías: ¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.
La experiencia de Jesús no se puede quedar encerrada en uno mismo, sino que hay que comunicarla. Es dar a conocer lo que hemos conocido.
Los apóstoles es lo primero que hacen, dar a conocer a Jesús.
Nosotros ¿cómo damos a conocer a Jesús? Es importante y necesario transmitir nuestra fe para que conozcamos a ese Dios vivo y verdadero que camina con nosotros y, cuya palabra y espíritu nos conducen y nos dan vida.
Así también lo experimentan los discípulos de Emaús, cuyo seguimiento de Jesús y fe no podían dar crédito y entender la pasión y muerte de Jesús.
El corazón de estos discípulos de Emaús estaba endurecido porque no podían entender la muerte de Jesús en cruz. Ese corazón será tocado por la palabra de Jesús, quien les explica las escrituras, y el fuego de esa palabra hará arder sus corazones para poder sentirlo después en el pan que Jesús parte con ellos y les hace capaces de reconocerlo. Después, llenos de gozo van a compartir su experiencia con el resto de la comunidad de los discípulos de Jesús.
Nuestras emociones, nuestro entendimiento e inteligencia y nuestra integración con la comunidad se ven iluminadas por la palabra de Jesús que penetra hasta lo más íntimo de nuestro de ser para revelar nuestros pensamientos e intenciones del corazón.
Jesús libera y destapa aquello que impide que la vida sea plena y feliz.
Por eso la segunda lectura de este domingo de la Carta de Santiago, nos invita a privilegiar para todos la escucha de la palabra, donde no haya favoritismos hacia los poderosos y se desprecie a los humildes, sino que veamos que lo importante es enriquecer la fe y, los pobres tienen una gran sensibilidad y ventaja para dejarse conducir en la fe para ser enriquecidos por Dios.
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