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Ojea: “La oración de súplica debe ser perseverante, debe ser hecha con insistencia”

Comentario al Evangelio del 29º Domingo del Tiempo Ordinario

“Tenemos que ser insistentes. Insistentes como los chicos que piden y no tienen vergüenza”

“Que podamos con humildad y confianza sostener nuestra insistencia en la súplica, en la plegaria”

Mons. Oscar Ojea

En el 29º Domingo del Tiempo Ordinario, el obispo emérito de San Isidro, Mons. Óscar Ojea, recordó que “Jesús nos trae esta parábola para enseñarnos que tenemos que orar sin desfallecer. La oración de súplica debe ser perseverante, debe ser hecha con insistencia”. El obispo muestra “el ejemplo de esta pobre viuda que, como sabemos en aquel tiempo no tenía derechos sociales. Su único recurso era hablar, insistir, poder, porque no tenía dinero frente a un juez inicuo, un juez corrupto”.

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Ser insistentes

En palabras de Ojea, “ella insiste, insiste y el juez no la atiende, no se cree con ninguna obligación para ella, es una marginal. Pero insiste tanto, es tan tremenda la insistencia de esta mujer, que se ve que tenía hijos, tenía familia, pero estaba sola en el fondo para parar la olla. Es tan tremenda la insistencia que finalmente el juez dice: la voy a atender porque no tengo más remedio. Me cansa, me cansa tanto que la voy a atender. Y el Señor pone este ejemplo contraponiéndolo con el del Padre: ¿Cómo el Padre no va a escuchar nuestra súplica?”

Por eso, según el obispo emérito argentino, “tenemos que ser insistentes. Insistentes como los chicos que piden y no tienen vergüenza”. En su opinión, “a veces tenemos vergüenza de pedir porque toca nuestro orgullo, nuestro nuestra autosuficiencia o nuestra pretendida autosuficiencia. Nos cuesta pedir, pedir supone humildad, pedir supone sentirse verdaderamente necesitado, sentirse dependiente de otro. Entonces es una característica fundamental de la oración la perseverancia”.

Ante esto, lanzó una pregunta: “¿qué pasa con insistir tanto y a veces el Señor no nos concede lo que pedimos?” Para responder puso el ejemplo de la oración en el huerto: “el Señor Jesús pide que pase de él este cáliz, pero al mismo tiempo dice que se haga su voluntad. La súplica de Jesús es escuchada, pero atraviesa por la muerte”. Del mismo modo, Ojea mostró que “en la Carta a los Hebreos nos dice que Él con grandes clamores y lágrimas fue escuchado por su humilde sumisión y sin embargo pasó por la muerte”.

El Señor sabe lo que necesitamos

Para el obispo, “el pasar por la muerte no significa que a través de la voluntad de Dios haya obtenido más de lo que pedía. El Señor sabe lo que necesitamos, no necesita que nos que se lo hagamos recordar, pero sin embargo es necesaria la súplica para la fe, para sentirnos colgados de Dios, para sentirnos necesitados de Dios. Por eso el texto termina diciendo: Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?, porque la fe está unida a esta insistencia en la oración”.

Ojea dijo que le “emocionó profundamente la peregrinación a Luján como un espacio de súplica de nuestro pueblo. En medio de tantas necesidades, de tantos problemas, se puso de manifiesto esa fe, esa esperanza que se da a través de la súplica insistente”. Finalmente, pidió “que podamos con humildad y confianza sostener nuestra insistencia en la súplica, en la plegaria”.

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