Hacerse pequeño COMO UN NIÑO 2

Hacerse pequeño COMO UN NIÑO 2
Hacerse pequeño COMO UN NIÑO 2
Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
11 oct 2019 - 18:19

Y Dios se olvida de cerrar la puerta

José Luis Ortíz de Lanzagorta, en su amplia antología de la poesía religiosa andaluza “El Dios del mediodía” (BAC), ha escrito de Carlos Murciano, el autor hoy aquí homenajeado: “Poeta de amplios valores humanísticos y religiosos, buen narrador y, al igual que su hermano Antonio, experto conocedor de los cantes flamencos”. Si queréis conocer más del popular poeta de Arcos de la Frontera, accederéis a ocho enlaces de versos suyos, pulsando aquí.

Carlos_murciano75
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MURCIANO, CARLOS (Arcos de la Frontera, Cádiz, 1931). Destacado poeta de honda raíz cristiana, traductor, musicólogo, crítico de arte y literatura. Ha sido premiado en numerosas ocasiones; entre otros, ha recibido el Premio Nacional de Literatura y el Premio Boscán. Autor de más de ochenta libros, le fue otorgado también el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (1982). Figura en antologías de Poesía religiosa: la de Leopoldo de Luis y Ernestina de Champourcin, y las de Hombre y Dios I (BAC), Dios del Mediodía...

ME ARRASTRAN, NIÑO YO, DE LA MANO

jugandotodos5
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En su Diario de Familia, anota Carlos Murciano un "18 de noviembre" cuando, mientras escribe versos, le asaltaron tres niños, o tres ángeles, le declararon prisionero y le llevaron, de la mano, al Salón de la Reina... Es otoño en la calle, pero dentro se desperezan ya las flores. Sugerencia: ¿Y Dios? Quedó dentro, entre nosotros, por el pasillo de la alegría. Quedó fuera, entre los árboles, por la llovizna de las hojas. ¡Qué bueno sería tener en el cielo un Padre así de juguetón, así de niño! ¿Y por qué no conocerlo mejor, si lo tengo a mi lado?

18 DE NOVIEMBRE

Ellos son enemigos del silencio

y de la sombra. Con sus voces torpes

encienden una luz en el pasillo

e inventan la canción, la estrenan. Vienen

hasta mi puerta, empujan, abren, entran,

irrumpen en mis versos, interrumpen

mi soledad y al suelo la derriban,

trepan hasta mis piernas, me arrebatan

la pluma, los papeles, acarician

mi palidez, mis ojos tan cansados,

y sobre un verso a medio hacer dibujan

con un lápiz azul sus alegrías.

María de las Nieves, casi vuelo,

Antonia, con un mirlo en las pestañas,

y oliendo a mar y a sol, Carlos María,

me arrastran luego, niño, de la mano

hasta donde ella cose, digo sueña.

Otoño ha puesto gris, cerrado el cielo,

amarillos los árboles del parque

y un pájaro no canta ya su dicha

tras el cristal. La tarde se desploma

y se deja morir. Mas aquí dentro

la primavera inicia su murmullo

y Dios se olvida de cerrar la puerta.

DIOS PADRE SUS MILES DE MUNDOS MECE SIN RUIDO

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Impresionante Canción de Cuna de Gabriela Mistral que muestra, en sus tres estrofas, un ritmo cadencioso que sugiere, con expresividad, la acción de mecer. En los primeros versos se escucha, como hilo musical para dormir, el oleaje del mar. Protagonista de la segunda estrofa es el viento. La tercera y última nos habla de Dios Padre meciendo sus miles de mundos. No hay ahora sonido. Sólo movimiento y silencio (así se acunan los judíos frente al Muro de las Lamentaciones). Movimiento, silencio... ¡Y sensación! Gabriela Mistral está orando, y ya siente, en la sombra de su sensibilidad, la mano de Dios como una caricia, como una presencia. Sugerencia: ¿Imaginamos ahora que, mientras “mece sin ruido” Dios Padre el Universo, sintiendo su mano en la sombra, estoy meciendo yo, estás meciendo tú, a nuestro niño interior, a nuestra niña íntima? Facilitaría la experiencia de vaivén acompañar el movimiento del cuerpo con rítmica respiración.

MECIENDO

El mar sus millares de olas

mece, divino.

Oyendo a los mares amantes,

mezo a mi niño.

El viento errabundo en la noche

mece los trigos.

Oyendo a los vientos amantes,

mezo a mi niño.

Dios Padre sus miles de mundos

mece sin ruido.

Sintiendo su mano en la sombra

mezo a mi niño.

SED EN MIS MANOS VIVAS ARMAS DE LUZ

Meditando el Salmo 127, quedó fascinado Cintio Vitier por el espíritu y la letra de algunos versículos: "Son los hijos regalo del Señor / y el fruto del vientre, premio suyo. / Como flechas en la mano del héroe / son los hijos tenidos cuando joven. / Feliz el hombre que con tales flechas / ha llenado su aljaba..." Y se puso a transcribir líricamente, casi, casi a copiar, versos del Salmo, que le hablaban, claro, de sus propios hijos, saetas de luz que lanzar al infinito, disparos de amor al corazón de la Vida... Reflexiona: somos flechas proyectadas a la felicidad por el Padre del cielo y los padres de la tierra. Pero el sentido que demos a nuestra existencia depende de nosotros. El creyente, en comunicación con el Espíritu, explora direcciones y caminos...

HIJOS MÍOS, SAETAS

¡Hijos míos, saetas

de rectitud,

cuando mi flor la siegue

la honda segur,

sed en mis manos vivas

armas de luz,

lanzadas de Dios al eterno

abismo azul,

y por sobre el despojo

de oscuro augur,

clavad en lo infinito

mi juventud!

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ÍNDICE de ENLACES: pulsar el título de un Enlace

Hacerse pequeño COMO UN NIÑO

1. El que se hace pequeño como este niño…

REGALO, de Ángel Sanz

LIMOSNA, de Ramón de Garciasol

2. Y Dios se olvida de cerrar la puerta

18 DE NOVIEMBRE, de Carlos Murciano

MECIENDO, de Gabriela Mistral

HIJOS MÍOS, SAETAS, de Cintio Vitier

3. Verte jugar es como ver la luz del cielo

VERTE JUGAR, de Susana March

SI LIBRES SON LOS PÁJAROS…, de Jesús Mauleón

REQUIEM POR UN HOMBRE, de Carlos Murciano

y4. Vuelvo a los días rosados

AGRANDA LA PUERTA, PADRE, de Miguel de Unamuno

ORACIÓN DE ABANDONO, de Carlos de Foucauld

En el amor del CANTAR DE LOS CANTARES

1. Dios es amor. El hombre y la mujer son amor.

POESÍA COMPROMETIDA, de Enrique García-Máiquez

LA PAREJA, de Leopoldo de Luis.

2. Amaneciendo cada día a romper mi oscuridad

LA AMADA INNUMERABLE, de Bartolomé Mostaza

LA ESPOSA, de Jorge Carrera Andrade

EL PAN DE CADA DÍA, de Ángel Urrutia Iturbe.

3. Un velo de sueño y de ternura

LA ORACIÓN DE LA NOCHE, de José María Valverde

ORACIÓN DEL ESPOSO, de Juan Ruíz Peña

INVIERNO, de Luis Felipe Vivanco.

4. Como en las manos de Dios

A MI ESPOSA, de Cintio Vitier

ESTOY MIRANDO TUS MANOS, de José Bergamín

MOMENTO, de Carlos Murciano.

y5. ¿Qué son esas trompetas?

JUICIO FINAL, de Agustín de Foxá

AVISO PREVIO A UNOS MUCHACHOS

QUE ASPIRAN A SER CÉLIBES, de Casaldáliga

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