SONETOS DE LUZ 1

SONETOS DE LUZ 1
SONETOS DE LUZ 1
Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
15 jun 2020 - 15:29

Quince sonetos como vidrieras de Catedral

Presentamos ahora el ramillete de versos que titulamos “SONETOS DE LUZ”. Es curioso: desde Garcilaso, Quevedo, Lope de Vega... hasta nuestros días, pocos líricos han resistido la tentación de jugar alguna vez con el esqueleto rígido y frío de los catorce versos del soneto, con su exigente rima consonante y la precisa cuenta de once sílabas. Aunque a base de creatividad y ruptura algunos llaman hoy soneto a catorce versos sin rima, sin ritmo, sin medida y, acaso, hasta sin alma.

LA TIRANÍA DEL SONETO. Ha sido Vicente Gaos uno de los interesantes sonetistas de tema trascendente de la posguerra (en la presente entrega incluimos un poema suyo, “Momento”). Para ambientar la lectura pública de versos de “Arcángel de mi noche. Sonetos apasionados” (Adonáis 1944), pronunció Dámaso Alonso unas palabras que tituló “Permanencia del soneto”. Destacó, en su discurso, la cita de Proust que preside el poemario de Gaos y que dice: “... Como los buenos poetas, a los que la tiranía de la rima les fuerza a encontrar sus mayores bellezas...” Distingue Dámaso dos polos, dos contrapuestas regiones por las que suelen transitar los poetas, que podrían definirse como “vendaval y equilibrio”, “fuerza y belleza”. Pero admite que “casi todos los sonetistas se inclinan del lado de la diafanidad, de la armonía, de la belleza. Y estas son casi siempre las cualidades que realza el soneto.”

jesusresucitado68
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LA LUMINOSIDAD DEL SONETO. Se han escogido, en esta aventura sonetil, quince luminosos poemas. Dejamos atrás, por hoy, la noche oscura y ascendemos a Dios por el amanecer, la alegría, el arrebato místico, la revelación, la confianza, el milagro, la Presencia... Al hablar del soneto y su esclerótica osamenta, omitíamos las hermosas encarnaciones, las admirables criaturas que, sobre tan rígida estructura, alumbraron poetas de talento y corazón. Se me ocurre comparar estos sonetos de luz a vidrieras de catedral que extasían y educan, emocionan y arroban. Recogidos retablos de piedad, nos invitan al rezo y la plegaria. Son numerosos los líricos de temática religiosa que han escogido el rígido cauce del soneto para expresar sus búsquedas, proclamar sus certezas.

Un par de curiosidades: en la importante antología de poesía religiosa española “Hombre y Dios 1” (BAC 1995), he contabilizado 55 sonetos. Pero, en la precedente selección de Ernestina de Champourcin, “Dios en la poesía actual”, editada dos décadas antes en edición de bolsillo, se llegaron a inventariar ¡89 sonetos!

DOS SUGERENCIAS FINALES: saboread el último verso, pues en él suele hallarse la moneda de oro del poema; leed cada soneto en la intimidad de una lectura personal, pues en una lectura pública es muy difícil desentrañar su exuberante riqueza.

PÁJARO ENTRE LAS VUELTAS DEL ROSARIO

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Luis López Anglada, en iniciales versos para nuestra galería de “15 sonetos de luz”, le habla, como a un amigo, “a un libro de rezos”, acaso en manos de monjes que de noche salmodiaron al Señor. Nació la luz del alba, se cerró el devocionario, “nido de amor, humano santuario...” La antología que acaricias entre las manos ojalá siembre luz, acerque alas para tu piedad. Sugerencia: para hablar personalmente con Dios no se necesitan fórmulas, aunque seguro que te van a enfervorizar una lectura bíblica, un piadoso escrito espiritual, un luminoso poema...

A UN LIBRO DE REZOS

Hoja tras hoja enclaustra la mirada

rezos en ti y en rezos amanece

y, hoja tras hoja, se despierta y crece

allá en el bosque el sol de madrugada.

Rezo tras rezo y en tu voz, velada,

la noche sin sentir desaparece.

Es ya la luz y junto a ti florece

en nieve y risa si antes sombra y nada.

Y eres, cerrado ya, quietud y olvido,

pájaro entre las vueltas del rosario

donde las manos se te hicieron nido.

Nido de amor, humano santuario,

cárcel, ¡ay!, donde vives oprimido

como mi corazón, devocionario.

SU GÓLGOTA DE LÁGRIMAS VA ALZANDO

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Del poemario sanjuanista ”Aunque es de noche” (Adonais 1969), hemos seleccionado este dramático mural del poeta Francisco Garfias: Dios llorando a mares sobre la responsable abulia “del hombre que se exime”. Está llorando Dios agua amarga que nos redime, “maná que nunca acaba, dando, dando...” Siente en su corazón el poeta mogueriano el golpe de amor de la marea divina... Sugerencia: ¿estará Dios también llorando por mí, por ti, por nosotros...?

ESTÁ LLORANDO...

Está llorando Dios, está llorando.

Sobre el pecho del astro gime y gime.

Es llanto de agua amarga que redime,

maná que nunca acaba, dando y dando.

Un mar, puesto de pie, va levantando.

¡Ay, líquido Tabor, cuajo sublime!

Sobre la sed del hombre que se exime

su Gólgota de lágrimas va alzando.

Está llorando Dios. En la pelea

de sal y de cristales que me triza,

voy flexible, en deshoje, gravitando...

Siento el golpe de amor de su marea;

me levanta, me hiende, me eterniza...

Y está llorando Dios, está llorando.

DIOS SE ASOMA: ¡ME ALARGA SU PAÑUELO!

llantoypañuelo
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Tantas y tantas veces sufrimos y, probablemente también, hacemos sufrir... Apoya Sagrario Torres, de noche, su atormentada cabeza sobre el Pecho de Dios. En ese momento es ella la que se vierte en mar de lágrimas (“las lágrimas me queman, me recorren...”). Inesperadamente, se hace visible Dios, consolador y amigo. Sugerencia: ¿qué es la Oración? Ser mirado por Dios. Decía Teresa de Ávila, acerca del Señor: “Mira que te mira amorosa y humildemente”. Y, en lenguaje lírico: “Dios se asoma. ¡Me alarga su pañuelo!”.

MI JUEZ

­Me canso de sufrir y digo: ¡basta!

Apelo a un tribunal que se demora.

En el banquillo espero hora tras hora

con un anhelo vivo que me gasta.

Llega la sombra de la noche hasta

que me ennegrece entera. Evapora

mi silueta encogida y rezadora

que en otro Pecho su gemido engasta.

Ningunos ojos mi llorar socorren.

La Justicia y la Fe me desamparan.

Nadie viene a medir mi desconsuelo.

Las lágrimas me queman, me recorren.

De pronto las cortinas se separan.

Dios se asoma. ¡Me alarga su pañuelo!...

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POESÍA PARA MEDITAR

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11. VIDA Y TRASVIDA

1. Nos resucitará también a nosotros

ESTA NOCHE, de José Luis Hidalgo

ENFERMO, de Luis Álvarez Lencero

2. Hijo, es hora de abrazarte

ORACIÓN DE UN MORIBUNDO, de Teodoro Rubio

SEGUIRÁS CON NOSOTROS, de Pastoral de enfermos

PALABRAS DEL SER QUERIDO, de Pastoral de enfermos

3. ¿Cómo te dejará tu Cristo solo?

EN EL SEPULCRO, de José Jiménez Lozano

SOÑÉ QUE TÚ ME LLEVABAS, de Antonio Machado

ROMANCE DE LA FUTURA ALEGRÍA, de Rafael Alfaro

y4. ¿Verdad que no cojeas por el cielo?

JOVEN PARA SIEMPRE, de Jesús Mauleón

AHORA QUE LO HAS VISTO CARA A CARA, de Jesús Mauleón

YA LE HABRÁS DADO UN BESO ETERNAMENTE, de J. Mauleón

12. SONETOS DE LUZ

1. Quince sonetos como vidrieras de catedral

A UN LIBRO DE REZOS, de Luis López Anglada

ESTÁ LLORANDO, de Francisco Garfias

MI JUEZ, de Sagrario Torres

2. Tan puro el aire y tan posible el vuelo

LLEGADA A LA CIMA, de Luis López Anglada

LOS LABIOS TIEMBLAN, de Juan José Domenchina

REVELACIÓN, de Gerardo Diego

MILAGRO, de Javier de Bengoechea

3. Con las primeras luces a tu encuentro

ESTÁS AQUÍ, de Jacinto López Gorgé

VUELVE DIOS A SEMBRAR, de Ana María Romero

PRIMAVERA EN SILOS, de Gerardo Diego

SONETO DE LA LLUVIA, de Alfonso Albalá

y4. ¿Cómo puedo buscar, si te poseo?

ESTOY, de Javier de Bengoechea

LO QUE VEO, de José Luis Martín Descalzo

EMBRIAGUEZ, de Dámaso Alonso

MOMENTO, de Vicente Gaos.

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