En el amor del CANTAR DE LOS CANTARES 4

En el amor del CANTAR DE LOS CANTARES 4
En el amor del CANTAR DE LOS CANTARES 4
Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
12 oct 2019 - 18:59

Como en las manos de Dios

Nuestro primer saludo de hoy es para Cintio Vitier. Y, según costumbre, le presentamos con unos versos, esta vez de “¡Ah santo olvido, cobíjame!” Si miramos despiadadamente hacia nuestros errores del pasado, quedaremos convertidos en estatuas de tristeza. Mejor aprender y olvidar: “¡Ah, santo olvido, cobíjame / bajo tu ala tremenda, / límpiame el alma del moho / de la pena! / Ponle a mi boca mordaza / y a mis ojos una venda, / para no ver lo que hice / de mis fuerzas. / ¡Oh llagas, oh mordedura / profunda, oh lumbre aceda, / oh bilis de mi buitre / en mi lengua…! ¡Cállame, anégame, cúrame, / silenciosa transparencia, / agua viva que en el fondo / centelleas!

VITIER, CINTIO (Florida, EEUU 1921 – La Habana, Cuba 2009). Destacado poeta, ensayista y crítico cubano, vinculado en sus inicios al grupo de la revista Orígenes, junto con otros nombres destacados como José Lezama, Eliseo Diego y Fina García Marruz, con la que se casó, reciente Premio de Poesía Reina Sofía. Gran conocedor de la obra de José Martí. Las tres principales entregas de sus poemas fueron: “Vísperas” (1938–1953), “Testimonios” (1953–1968) y “La fecha al pie” (1969–1975). A la primera etapa de su poesía (“Vísperas”, 1953), marcada por la reflexión mística, intimista, siguieron una segunda y tercera entregas influidas por la Revolución cubana, a la que se adhirió desde sus convicciones cristianas. Premio Nacional de Literatura 1988. Para saber más de Cintio, pulsar aquí. Y también aquí.

LO MISMO EN EL DOLOR QUE EN LA BIENAVENTURANZA

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Leamos, con admiración y respeto, la declaración de amor de Cintio Vitier en 1963, muy similar al compromiso de los contrayentes del ritual católico. Pero con más bella lírica, con no menor peso de amor y de ternura. Sugerencia: podría inspirar este texto la consagración a Dios de un devoto, una devota, que quisiera ofrecer su vida al Dios del Amor, de la Fidelidad, la Verdad, la Alegría...

A MI ESPOSA

Ahora que empieza a caer, del cielo

de nuestra vida, que sólo nosotros podemos ver,

profundo, estrellado, carne y alma nuestra,

ese polvillo sagaz en tu nocturno pelo,

ahora que el lápiz finísimo, grabando

una medida sagrada, una cantidad misteriosa

del vino que sube en la jarra de la ofrenda,

empieza a trazar, junto a tus ojos, vivos

como ciervos bebiendo en el agua extasiada,

junto a tus labios que han dicho todas las palabras que adoro,

las huellas del tránsito de nuestra juventud,

ahora, lleno de un fuego y de un peso de amor que desconocía

porque estábamos engendrándolo secretamente en nuestro

corazón

y es algo mucho más terrible y precioso que el amor

que diariamente conocíamos,

ahora, mujer, ahora, destinada mía,

es cuando quiero hacerte un canto de amor, un homenaje,

que dice únicamente así: Te amo, lo mismo

en el día de hoy que en la eternidad,

en el cuerpo que en el alma, y en el alma del cuerpo

y en el cuerpo del alma,

lo mismo en el dolor que en la bienaventuranza,

para siempre.

COMO EN LAS MANOS DE DIOS

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Si el rostro es el espejo del alma, las manos son la pluma que escribe el lenguaje del corazón. Y nos transmiten, además, caricias de otro Corazón todo Fuego, todo Bondad. Contempla José Bergamín las poderosas manos de la persona amada y no se atreve ni a tocarlas... Y es que siente que le llega por ellas el Amor, la Compasión de las manos de Dios. Semejantes sentimientos expresaba Miguel de Unamuno al escribir a su pareja: “En mi mano tu mano y en tus ojos mis ojos, / se me acaba el camino, va poniéndose el sol; / mañana cuando nazca de nuevo la mañana / del seno de la noche nos ha de nacer Dios.” Sugerencia: ¿por qué no sentirnos, también nosotros, arropados y sostenidos por esas celestes manos que nos ofrecen seguridad y amor?

ESTOY MIRANDO TUS MANOS...

Estoy mirando tus manos

desnudas como tu voz,

viendo que tienes en ellas

el alma y el corazón.

Yo no me atrevo a tocarlas:

no me atrevo, porque yo

siento que estoy en tus manos

como en las manos de Dios.

BAJO EL ASOMBRO DE DIOS

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Hemos ido mostrando versos de amor de pareja en ámbito de trascendencia y sensualidad. Nos preside la página una fotografía de la portada de mi ensayo de 1997 (Ed. Nueva Utopía) “Amor y erotismo del Cantar de los Cantares” (aunque me llega al oído que la edición está descatalogada). Para acercar el escrito a la gente, compuse para mi web “Nido de poesía” varias páginas, resumiendo –texto e imágenes (y acaso hasta con música)– el pensamiento central de mi personal lectura. Podéis curiosearlo, pulsando aquí.

Y admiraremos seguidamente una sorprendente décima de Carlos Murciano, en la que describe, con delicado pulso, cómo va resbalando por la piel de la enamorada el delicado vestido que la cubre, Eva en la pureza original del Paraíso. El corazón hilvana sensaciones: “Los dos temblamos.” Y la sorpresa final: “Veo nacer tu desnudo / bajo el asombro de Dios”. (“Vio Dios que todo cuanto había hecho era muy bueno: Gen 1,31”). El erotismo es cántico que celebra en los cuerpos la belleza de la vida. Pero al tiempo que se satisface el deseo, se endulza el corazón y se abren ventanas al Misterio. El erotismo es celebración de ese Misterio. Para admirar una expresión gráfica de estos versos pulsar aquí.

Sugerencia: la desnudez simboliza elementalidad, indefensión, pobreza. Desnudarse espiritualmente para Dios, podría expresar, como significó para Francisco de Asís: “Aquí estoy, Señor, hágase en mi tu voluntad.”

MOMENTO

Salta el botón, y la seda

de la blusa se desliza

sobre tus hombros. Ceniza

es el momento. No queda

ni un pájaro en la alameda

y el poniente ha dicho adiós.

Sueltas tu falda. Los dos

temblamos. Pálido y mudo,

veo nacer tu desnudo

bajo el asombro de Dios.

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ÍNDICE de ENLACES: pulsar el título de un Enlace

Hacerse pequeño COMO UN NIÑO

1. El que se hace pequeño como este niño…

REGALO, de Ángel Sanz

LIMOSNA, de Ramón de Garciasol

2. Y Dios se olvida de cerrar la puerta

18 DE NOVIEMBRE, de Carlos Murciano

MECIENDO, de Gabriela Mistral

HIJOS MÍOS, SAETAS, de Cintio Vitier

3. Verte jugar es como ver la luz del cielo

VERTE JUGAR, de Susana March

SI LIBRES SON LOS PÁJAROS…, de Jesús Mauleón

REQUIEM POR UN HOMBRE, de Carlos Murciano

y4. Vuelvo a los días rosados

AGRANDA LA PUERTA, PADRE, de Miguel de Unamuno

ORACIÓN DE ABANDONO, de Carlos de Foucauld

En el amor del CANTAR DE LOS CANTARES

1. Dios es amor. El hombre y la mujer son amor.

POESÍA COMPROMETIDA, de Enrique García-Máiquez

LA PAREJA, de Leopoldo de Luis.

2. Amaneciendo cada día a romper mi oscuridad

LA AMADA INNUMERABLE, de Bartolomé Mostaza

LA ESPOSA, de Jorge Carrera Andrade

EL PAN DE CADA DÍA, de Ángel Urrutia Iturbe.

3. Un velo de sueño y de ternura

LA ORACIÓN DE LA NOCHE, de José María Valverde

ORACIÓN DEL ESPOSO, de Juan Ruíz Peña

INVIERNO, de Luis Felipe Vivanco.

4. Como en las manos de Dios

A MI ESPOSA, de Cintio Vitier

ESTOY MIRANDO TUS MANOS, de José Bergamín

MOMENTO, de Carlos Murciano.

y5. ¿Qué son esas trompetas?

JUICIO FINAL, de Agustín de Foxá

AVISO PREVIO A UNOS MUCHACHOS

QUE ASPIRAN A SER CÉLIBES, de Casaldáliga

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