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En 'Dilexi te', León XIV borra las sospechas y anuncia al mundo que la primavera de Francisco no se marchita
La primera exhortación apostólica de León XIV, Dilexi te (“Te he amado”), firmada el 4 de octubre de 2025 y publicada hoy, destierra cualquier sombra de retorno involutivo o frenazo en las reformas, zanjando las especulaciones rigoristas. Su texto —un documento inspirado, casi continuación literal del magisterio de Francisco— proclama alto y claro una certeza: “No se puede separar la fe del amor por los pobres”.
El nuevo Papa, al igual que Francisco, pone en el centro de la vida y de la acción de la Iglesia el rostro doliente de los inocentes y la denuncia profética de la “economía que mata”, la inequidad estructural, la violencia de género, la desnutrición y la emergencia educativa.
“Dilexi te”: Una sinfonía bergogliana-prevostiana
Dilexi te se presenta como una exhortación que “huele a Francisco, sabe a Francisco, es Francisco”. Es la respuesta eclesial a quienes, confundidos por gestos superficiales —como la muceta roja o ciertas expectativas restauracionistas— pensaban que León XIV podía abrir la puerta a la involución doctrinal o pastoral.
El propio texto reconoce que Dilexi te fue “un trabajo iniciado por Francisco”, igual que Lumen Fidei, y asume de modo integral el magisterio del Papa argentino: la predilección por los pobres, la denuncia de la “dictadura de una economía que mata”, la opción preferencial que “no es exclusivismo” sino “la acción de Dios que se compadece ante la debilidad humana”.
En sus 121 puntos, la exhortación enumera y denuncia “los rostros de la pobreza”: marginación, falta de derechos, hambre, migraciones forzadas, mujeres víctimas del descarte y violencia (“doblemente pobres”), e incluye temas inéditos como “la limosna restaurada como justicia” —no mero paternalismo—, la denuncia de la “pastoral de las élites”, la crítica de la cultura del descarte y la distancia de la fe respecto a toda “mundanidad espiritual”.
León XIV retoma sin retocar ni rebajar la línea social y evangélica de Francisco —desde Evangelii Gaudium hasta Fratelli tutti —: “La dignidad de cada persona debe ser respetada ahora, no mañana”, subraya, y denuncia la falacia meritocrática que culpa a los pobres de su suerte. El Papa agustino hace suya la consigna de los “cuatro verbos” de Francisco para la pastoral migratoria (“acoger, proteger, promover, integrar”) y proclama: “La Iglesia camina con quienes caminan. Donde el mundo ve amenaza, ella ve hijos; donde se levantan muros, ella construye puentes”.
En la misma línea, asegura que “no se puede desvincular el testimonio religioso de la promoción integral”, y anima con energía: “Las estructuras de injusticia deben ser destruidas con la fuerza del bien, mediante políticas efectivas”.
León XIV entiende, pues, el compromiso con los pobres no como problema social ajeno, sino como “cuestión familiar”: “Los pobres están en el centro de la Iglesia”.
Dilexi te es el punto y seguido bergogliano para la Iglesia universal: continuismo sin miedo, ruptura solo con la indiferencia, fidelidad a la opción preferencial por los pobres.
Dilexi te no sólo cita y retoma explícitamente las claves teológicas, espirituales y sociales de Dilexit nos, sino que prolonga su impulso hacia una Iglesia identitaria en el amor misericordioso, la justicia social y la centralidad de los pobres. Ambas exhortaciones son, de hecho, dos capítulos de la misma sinfonía evangélica iniciada por Francisco y perpetuada fielmente por León XIV.
Se acabaron las especulaciones sobre la continuidad (o no) de Prevost con Bergoglio. No hay sitio para la involución que algunos siguen solicitando y queriendo imponer. Sigue el camino sinodal y todos los procesos abiertos por Francisco. Lejos de bloqueos ni retrocesos, la exhortación del papa León XIV borra las sospechas y anuncia al mundo que la primavera de Francisco no se marchita. Porque cuando la Iglesia huele, sabe y actúa como Francisco, el Evangelio brilla con más fuerza que cualquier nostalgia o miedo. Y la figura de Prevost resplandece al frente de una Iglesia que quiere seguir en salida.
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