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"Participación, escucha, discernimiento e implementación de un nuevo modelo eclesial"
El Sínodo de la sinodalidad es un proceso de escucha y discernimiento, en el que están invitados a participar todos los miembros de la Iglesia. El objetivo del Sínodo es ayudar a la Iglesia a ser más sinodal, es decir, una Iglesia que camina unida en la escucha del Espíritu Santo.
Los retos del Sínodo de la sinodalidad son numerosos y complejos. Algunos de los retos más importantes incluyen:
La participación de todos los miembros de la Iglesia: El Sínodo invita a todos los miembros de la Iglesia a participar, incluidos los laicos, los religiosos y los sacerdotes, aunque el número y el peso de los obispos sigue siendo muy mayoritario.
La escucha y el discernimiento: El Sínodo es un proceso de escucha y discernimiento. Esto significa que es importante escuchar las voces de todos los miembros de la Iglesia, incluso de aquellos que tienen opiniones diferentes. Sin embargo, puede ser difícil escuchar y discernir las voces de todos los miembros de la Iglesia, especialmente cuando hay diferencias de opinión.
Uno de los mayores retos del Sínodo es implementar la sinodalidad en la vida de la Iglesia. Y eso exige un cambio de mentalidad primero y un cambio de estructuras, después. No será fácil pasar de la pirámide al círculo o al poliedro y poner en marcha un nuevo modelo eclesial para el tercer milenio.
El nuevo modelo eclesial exige, como explica el teólogo Rafael Luciani, “reformar el modelo teológico-cultural”, “instaurar la eclesiología del pueblo de Dios”, “colocar la escucha como hábito en la vida eclesial” y discernir juntos y tomar decisiones compartidas”.
Un nuevo modelo eclesial, para construir una comunidad fraterna al servicio del bien común de la sociedad y del cuidado de la casa común.
La implementación de las conclusiones del Sínodo: El Sínodo concluirá con un documento que presentará las conclusiones del proceso. Sin embargo, es importante que estas conclusiones se implementen en la vida de la Iglesia. Esto puede ser un reto, ya que puede requerir cambios en la estructura y las prácticas de la Iglesia.
A pesar de estos retos, el Sínodo de la sinodalidad es una oportunidad importante para que la Iglesia se renueve y se fortalezca. El Sínodo puede ayudar a la Iglesia a ser más inclusiva, participativa y transformadora, más samaritana y evangélica.
Así pues, el Sínodo de la sinodalidad es un proceso que requiere tiempo, esfuerzo y compromiso. Pero, precisamente por eso, también es una oportunidad importante para que la Iglesia se renueve, se fortalezca, pueda seguir dando sentido a la vida de la gente y siendo fiel al Evangelio del Reino.
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