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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado el 22 de julio de 2025 la retirada del país de la Unesco, que será efectivo el 31 de diciembre de 2026.
La Unesco es la organización de la ONU para promover la Educación, la Ciencia y la Cultura a nivel internacional, especialmente en los países con graves carencias en esos aspectos. Su sede está en París.
Porque según él, “la organización no contribuye a sus intereses nacionales” y porque su eslogan America First (América Primero) fue con el que llegó a la Casa Blanca.
Ha lamentado profundamente la decisión previsible de Donald Trump, asegurando que estaban preparados para ello, incluso a nivel presupuestario.
La retirada del Acuerdo climático de París, la salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la desvinculación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para aplicar un impuesto mínimo global a las grandes empresas, la retirada del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, acusándolo de adoptar sistemáticamente decisiones contra Israel.
También ordenó detener toda la financiación estadounidense para la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA, en inglés) por considerarla “antisemita y antiisraelí”. La administración Trump también ha dado un duro golpe a la cooperación con los importantes recortes financieros y de personal a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), lo que supuso la suspensión de numerosos programas de salud, educación o control de epidemias en más de 120 países. También anunció el fin de las operaciones de USAID, creada en 1961 y considerada durante décadas como el mayor distribuidor de ayuda humanitaria en el mundo. El motivo: haber vivido “a expensas de los contribuyentes estadounidenses”.
Estados Unidos no ha abandonado formalmente la Organización Mundial del Comercio (OMC) aunque ha amenazado reiteradamente con hacerlo, ya que Trump considera que su estructura favorece a otros países frente a los intereses económicos de Estados Unidos.
Esas decisiones de D. Trump pretenden aislar a Estados Unidos del mundo para centrarse en su país, sin importarle lo más mínimo la solidaridad con los países que necesitan de esas organizaciones para promover, por su situación precaria, la cultura, la ciencia, la ecología, la protección ante situaciones de vulnerabilidad y de riesgo para su sobrevivencia.
No es solo lamentable, como indica la directora general de la Unesco, sino inmoral, incomprensible e intolerable que el país más rico del planeta rehúya formar parte de organizaciones que pretenden mejorar la vida, en todos los niveles, de los países que lo necesitan, aportando un presupuesto. Es una forma de decirles a esos países “que cada barco aguante su vela”, cuyo significado es que cada país asuma el peso y la presión de su vela para seguir navegando sin culpar ni recurrir a otros países. También de decirles “ya os apañaréis, no contéis con nosotros”.
Es una postura totalmente egoísta e inhumana por no asumir que nuestra especie, la del Homo Sapiens, debe caracterizarse por la sabiduría que comporta la Solidaridad, la Ecología, la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Trump, por tanto, ha dejado de ser un hombre sabio para convertirse en un hombre ignorante y egoísta. Mientras los estadounidenses mantengan a esa especie de gobernante están contribuyendo a su forma de ser, de sentir y de actuar.
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