La libertad sin fraternidad y solidaridad articulados en una sociedad mediante la justicia social, es el canibalismo de los que tienen poder.
Los negacionistas y talibanes del mercado son parias del tiempo, desvinculados a propósito de la sabiduría de quienes nos precedieron. Sus mesías surgen como hongos sin historia de las redes sociales, pero no tienen trayectoria. Han aprendido a manipular las emociones sociales sin presentar credenciales de vida.
Con discursos emocionales cargados de medias verdades y fake news cautivan masas hartas de politiquería y excluídas económicamente. Esto explica que también países muy ricos, pero con gran desigualdad social sean propensos a estos nuevos populismos.
La desinformación es el arma de la colonización populista...los bulos o fake news son uno de los mayores problemas de Internet. Son fabricantes de ignorancia, uno de los mayores peligros para la democracia. Lo que comenzó siendo campañas de las grandes empresas para ocultar los daños colaterales del “progreso”, ha terminado siendo influencia decisiva en elecciones y plebiscitos
Estar unidos en la construcción del Pueblo de Dios, nos da el horizonte hermenéutico y la capacidad crítica para discernir la paja del trigo.
El Reino de Dios es la experiencia del samaritanismo personal hecho sistema, porque las estructuras necesitan ser misericordeadas desde sus periferias omnipresentes.
“Actuar” en la Doctrina social de la Iglesia es seguir este camino liberador de “fraternización” activa, haciendo desde la misericordia, un “nosotros”, un Pueblo de Dios en la historia.