Nadie está en el bando de los “perfectos”, sino que todos somos humanos y necesitados de un Amor que cure nuestras heridas. Cuaresma es la percepción que Jesús camina con nosotros, una presencia misericordiosa que nos transfigura en seres bondadosos.
el enfoque de las órdenes mendicantes puso al ascetismo en su punto, al valorar al mundo como algo esencialmente bueno, aunque herido y necesitado de misericordia y conversión.
La Contrarreforma católica fabricó el tipo ideal del asceta, el santo mortificado y milagrero. Las canonizaciones se volvieron una apoteosis teatral...san Isidro, coló más por sus llamativos milagros que por la santificación de su trabajo cotidiano.
El misticismo era para una minoría estamental privilegiada, que por “renunciar” forzosamente a casarse, se los “compensaba” con privilegios “sagrados”. A la gran masa del Pueblo de Dios se le imponía obedecer y admirar a sus clérigos, los que hacían ascesis y mística de verdad.
El Concilio Vaticano II llega para responder al reclamo una ascesis nueva, cercana...aparece una hagiografía que incorpora al “santo de la puerta de al lado” como referencia de perfección cristiana, sin estridencias ni rigorismos.
"Gaudium et Spes", es un himno a la bondad mundana, una esperanza activa de fraternidad con todos. La finalidad ya no es sacralizar lo profano, sino una compasión que parta de la aceptación deI mundo y su mundanidad, de sus gozos y esperanzas para compartir el Amor sanador de Jesús.