Las Clarisas de Belorado están con demasiada frecuencia en los medios de comunicación. Es, sin duda normal, ya que el morbo alimenta este culebrón. Los personajes en juego es posible que inspiren alguna serie en breve.
Sorprende cada día más, que nadie viera venir los acontecimientos o sospechara de que en ese convento las cuestiones doctrinales no estaban muy claras y los temas económicos de las posibles ventas tampoco.
En cualquier caso, esta movida está haciendo mucho daño a la ya maltrecha y envejecida vida contemplativa. En la opinión pública se esta deslizando una desconfianza hacia los monasterios que no es justa, ya que en ellos hay todavía miles de hermanas que han dado toda su vida en esa “kénosis” profunda y no podemos ni debemos juzgarlas a todas por el mismo rasero.
Insisto qué sabían la Federación de las Hermanas, los franciscanos encargados de asistirlas, el Vicario Episcopal para la Vida religiosa de la Diócesis…¿Nadie levantó la liebre o sospechaba algo? ¡Qué extraño!
Finalmente, esto no es un problema sólo de Iceta, sino también de estos estamentos. Espero que la CEE y la Confer no dejen sólo al obispo en este marrón, ya que esto afecta a toda la Iglesia española.–