En el día de su Venida gloriosa, Cristo no preguntará si somos católicos, ateos, del atletic, socialistas, neoliberales, etc. Todo eso podrá habernos servido o no en la tarea. Él solo sacará a la luz las decisiones de nuestro corazón con nuestros hermanos necesitados. En la tarde de la vida, seremos juzgados en el amor.
¿Cuándo no te asistimos? ¿Cuándo te dejamos tirado en el camino mientras que un samaritano, alguien que “no es de los nuestros” te ayudó?, ¿cuándo te esquivamos incómodamente en los millones de Lázaros del mundo mientras nos abrazábamos "convenientemente" con Epulón y sus cómplices?
Las superestructuras religiosas son criticadas por José María Castillo por no favorecer el Evangelio…porque no se fundan en Él sino en una estructura clerical cómplice de los “sistemas que matan”. Confunden. Son falsos ídolos que distraen la atención de lo esencial...También D. Bonhoeffer, desde la cárcel, hablaba de un «cristianismo sin religión». Decía, «Jesús nos llamó, no a una nueva religión, sino a una nueva vida». Pablo VI rescataba su cristianismo y su definición de «Jesús, hombre para los demás»
Jesús sacia la sed de un “nosotros” que comienza por los más humildes, haciendo de seres inhumanizados por el individualismo, una familia de misericordeadores. Pueblo es la multitud dispersa que toma la "forma amoris": “Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido. (1 Pd 2, 10)