El río Catatumbo es testigo de la historia de vida y muerte que marca a Colombia. Baña a la región a la que da nombre, una de las más ricas en recursos y mejor geo-localizadas del país, y por años también fue depósito de los cadáveres que dejó la brutalidad paramilitar en la zona a fines de los 90
La disputa por esta región es tan feroz que está poniendo en jaque a la "paz total" que anhela el presidente Gustavo Petro para Colombia
Monseñor Israel Bravo, obispo de Tibú, ha señalado que "la realidad es que el conflicto sigue: Es necesario pararlo. Estamos en un territorio con mucha riqueza natural que puede darnos capacidades de vida en armonía y en paz. El Catatumbo no se puede acostumbrar a la muerte"
Cinco niñas y adolescentes de las veredas, de las lejanas zonas rurales de El Catatumbo, han puesto en escena en Bogotá, “NotiNiñas en Acción”, un proyecto de reportería y de entrevistas dramatizadas sobre "las noticias que callan los titulares de los mass-media hegemónicos, bajo el título: “Conflictos del territorio: la guerra no ha terminado"
Las preguntas de Paola, 13 años, cruzaron el Océano y dos días después, impactaron al Presidente Petro para proponer al Papa Prevost reactivar los diálogos de paz con el ELN en el Vaticano
"En El Catatumbo no hay la ley de la policía, del Estado. Son los grupos armados ilegales que deciden, que controlan, que imponen el poder en los territorios… Es preocupante ver que niños, de 13-15 años, están encargados de matar a una persona, se dice 'quebrar' en jerga, por dos o tres millones de pesos (400 y 600 euro)", denuncia una educadora de la región