16 abr 2025
"La Eucaristía no es una fiesta para consolar a los cómplices de la opresión, sino para fortalecer a los que la combaten".
La Eucaristía es un alimento de resistencia profética...es un sacramento que requiere una conversión y compromiso con los oprimidos, rechazando la complicidad que silencia y justifica la injusticia tanto en la Iglesia (clericalismo) como en el mundo.
La Eucaristía, como memorial de la entrega radical de Jesús, es un llamado a identificarse con los humildes y a transformar las contradicciones del mundo desde el amor. No es un premio para los "perfectos", sino un alimento que da fuerza a los débiles, no solo "para sentirse bien" sino "para hacer el bien".
No seríamos fieles a Cristo, si no rescatamos el modelo de todos los luchadores por la justicia...incluso aquellos incomprendidos por la Iglesia en su momento...como Bartolomé de las Casas quien señaló que la Eucaristía no es un refugio para la indiferencia, sino un compromiso con los crucificados de la historia como samaritanos que denuncian y curan las heridas del colonialismo moderno (migración forzada, aranceles y dumping, trata de personas, racismo, armamentismo desaforado guerras evitables).