“Despertémonos del sueño, salgamos de la indiferencia, abramos las rejas de la prisión en la que tantas veces nos encerramos, para que cada uno de nosotros pueda descubrir la propia vocación en la Iglesia y en el mundo y se convierta en peregrino de esperanza y artífice de paz"
“Como individuos y como comunidad, en la variedad de los carismas y de los ministerios, todos estamos llamados a ‘darle cuerpo y corazón’ a la esperanza del Evangelio en un mundo marcado por desafíos epocales: el avance amenazador de una tercera guerra mundial a pedazos; las multitudes de migrantes que huyen de sus tierras en busca de un futuro mejor”
“A los jóvenes, especialmente a cuantos se sienten alejados o que desconfían de la Iglesia, quisiera decirles: déjense fascinar por Jesús, plantéenle sus inquietudes fundamentales"
Francisco apela al camino de la oración, en este año dedicado a ella y a las puertas del Año del Jubileo en 2025, acompañándola del “sello de la sinodalidad”, porque “no somos islas encerradas en sí mismas, sino que somos partes del todo”