"En el libro del sacerdote Josep M. Ballarín, Santa María, el pan de cada día, encontramos el retrato de la Virgen María como una mujer silenciosa y sencilla, que durante treinta años tan solo hizo de ama de casa"
"André Malraux, contemplando la de Dijon, escribió: 'Aquello que aparece en esta imagen es la unión de un rostro vulnerable con un cuerpo acorazado; la unión del patetismo con una forma muy elaborada: la trascendencia de la humildad'"
El novelista Georges Bernanos comentaba así: "Su Hijo no permitió que la gloria humana la tocara, ni siquiera con la punta más ligera de su gran ala salvaje. Por eso la mirada de la Virgen es la única mirada infantil de verdad"
"Esto es lo que nos hace a la Virgen más próxima y más indispensable. Esto es lo que la hace más parecida a las imágenes románicas y a la Santa María de Mosén Ballarín. Esto es lo que hace de la Virgen María nuestra madre de cada día"