el camino de Jesús es un desafío que da vuelta las cosas, no es un simplemente “portarse bien “y que todos te aplaudan: “Aunque las palabras de Jesús puedan parecernos poéticas, sin embargo, van muy a contracorriente con respecto a lo que es costumbre, a lo que se hace en la sociedad; y, si bien este mensaje de Jesús nos atrae, en realidad el mundo nos lleva hacia otro estilo de vida”. (GE 65) Ya lo decía “san” Ghandi: “en un mundo injusto, el único lugar para un justo…es la cárcel”.
Permanecer callados y no profundizar críticamente las estructuras de mal, implica interiorizarlas, aprobarlas y poner la religión sumisamente a su servicio condenando a los pobres y al planeta a la resignación y abandono. Los santos no se “acostumbraron” a la injusticia, no “banalizaron el mal” (Hanna Arendt), no pusieron su fe en la “zona de confort” que la hace compatible con la “buena vida”..."como todo el mundo".
Ellos vivieron esa extraordinaria transgresión a las reglas del éxito de este mundo, que son las Bienaventuranzas. Encontraron la alegría, el propósito, el sentido de la vida en el servicio a los demás, en la creatividad frente a todas las pobrezas, en el compromiso ardiente por cambiar la injusticia y hacerlo misericordiosa y pacíficamente…como Jesús.