27 may 2025
Recordando el olor a Pueblo de Francisco y Maradona
la coherencia de Francisco no era darles gusto a todos, ni tranquilizar las elites, sino en recordarnos a todos que el Evangelio no es una doctrina decorativa. Es un artefacto explosivo en manos de los humildes.
El Diego había salido económicamente de la villa miseria pero ésta no se había ido de su corazón lastimado. Su funeral no fue solo una despedida: fue un acto de redención colectiva, un grito de los de abajo recordándole al mundo que sus héroes también se caen... pero siguen siendo esencialmente nuestros.
Al final, lo que unía a Maradona y a Francisco era su capacidad de habitar la grieta. No la grieta política (aunque incomoden a todos), sino la grieta existencial, esa fisura por donde se cuela Dios,cuando todo lo demás falla. Ellos, como todos los que son "pueblo", llevan en el corazón una herida que les hace "comprender" y estar más cerca de Dios y los demás.
Francisco y Maradona tenían algo en común que la moral burguesa nunca entenderá:la herida como lugar de revelación... Estos dos íconos —uno con sotana, el otro con botines— nos recuerden que Dios no vive en la torre de control ni es controlado por los técnicos de lo sagrado, sino que es un hincha en la tribuna popular, como un “eternauta” para el que la única salvación que concibe es solidariamente.