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Gratuidad

Hay palabras cuya resonancia nunca se agota, se renueva cada mañana. Gratuidad de la sonrisa, de la palabra amable, del abrazo… Gratuidad del gesto cariñoso, tierno, compasivo…. Gratuidad también de la palabra que ponemos en nuestros labios, del pan que ponemos sobre la mesa, del calor que ponemos en cuanto amamos… Gratuidad de la alegría y el gozo que ofrecemos al iluminarse cada mañana. Gratuidad de la letra, del canto, del verso que regalamos al inaugurarse cada noche. Pronto también la gratuidad de nuestro trabajo, de nuestro servicio, de nuestra contribución a la comunidad a lo largo del día.

Soplemos una gentileza, una belleza que no coticen en ningún parqué extraño. La historia humana no comienza a rodar con la vil moneda. Vivimos mucho tiempo de felicidad sin su claudicante tintineo ¿Y si la Tierra Pura empezará en la sencilla gratuidad? ¿Observa el sol la renta de sus rayos, o la lluvia los réditos de su agua bendita? ¿Es que la Madre Naturaleza nos remite carta a fin de mes con detallada factura de todo lo que nos ha regalado…?

Gratuidad, hay palabras clave que condensan tratados, palabras simiente capaces de abrir las más inmensas puertas. Vamos a acercarnos más y más a la gratuidad, vamos a vivir más y más como hermanos. Los hermanos no se cobran los detalles, los favores, los trabajos. Vamos a intentar vivir cada día más en el servicio desinteresado, altruista que no vela por la vuelta, la recompensa o el pago.

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