Doña Mary
“En el terminal de autobuses en Pueble (México), falleció María de Jesús Mundo, conocida como “Doña Mary”, una mujer de 80 años que pasó los últimos tres años de su vida sentada en el mismo banco esperando a sus hijos, quienes emigraron a Estados Unidos y nunca regresaron por ella.
Todo comenzó cuando fue desalojada de su vivienda en Trhuacán por no poder pagar el alquiler. Sin opciones ni recursos decidió trasladarse al terminar con la esperanza de reencontrarse con sus hijos. Desde entonces, vivió allí: comía, dormía, subsistía gracias a la caridad de pasajeros, comerciantes y empleados del lugar. A pesar de recibir ofertas de ayuda institucional, Doña Mary las rechazaba, convencida de que sus hijos volverían.
Un buen día, Doña Mary fue hallada sin vida sobre el mismo banco donde esperó durante años. Personal médico llegó al lugar, pero ya era demasiado tarde…”
Os he transcrito una noticia que me llegó al alma, como seguro que a much@s de vosotr@s si ya la habíais escuchado.
Amig@s Mary no es un caso excepcional. Es algo mas normal de lo que nos podemos imaginar. Existen demasiadas “Mary” en este mundo. Demasiada soledad en un mundo lleno de tantas cosas, pero en el fondo, vacío de lo importante.
Ellos son los que han hecho que vivamos con la comodidad que vivimos. Han sufrido guerras, hambre, muerte, y ahora ¿qué es lo que pasa, es que ya no sirven para nada?
Amig@s esto es lo que está sucediendo, esto es lo que viven muchas personas. ¿Podríais por un momento poneros en la piel de Mary? Quienes sois padres, ¿cómo os sentiríais si hiciesen eso con vosotros? Una madre que lo ha dado todo, hasta su último suspiro por los suyos y acaba tirada en un aeropuerto. Nunca regresaron. NUNCA. Sin embargo, ella, nunca perdió la esperanza, perseveró. Porque en algunos de esos vuelos que no paraban de llegar, volverían sus hijos, pero eso nunca sucedió…
Me gustaría que lo pensaseis un poco. Que no lo leáis como si nada porque esto no es un cuento. Es la soledad, es la realidad que sufren muchos ancianos al sentirse abandonados por los suyos. Os pido que el testimonio y la vida de Doña Mary nos haga no olvidar a quienes mas lo necesitan.
El cuidado de una residencia o de una cuidadora, no suple el amor a un hijo…