Hazte socio/a

Gracias, Pepe

Recuerdo a José María Castillo a los dos años de su muerte

Aunque parezca mentira, ya hace 2 años que nos dejaste, algo que, por otra parte, nunca te importó. Siempre has estado preparado para ese momento, pero para nosotros, para los que te llevamos muy dentro, nunca te has marchado

Las personas que no se olvidan, nunca mueren, porque siempre están en nosotros. No los vemos, no los tocamos, pero los sentimos, y eso me pasa contigo. Sé que sigues estando a mi lado, a nuestro lado, acompañándome, ayudándome a seguir en camino desde abajo, mirando al hermano junto a y no desde arriba…

Francisco bendijo la teología de Castillo

Si os hablo solo de Pepe, nadie sabe de quien lo hago. Pero si os digo José Mª Castillo, todos sabemos perfectamente quien es y será.

Hoy quiero hacerte un guiño especial porque, aunque parezca mentira, ya hace 2 años que nos dejaste, algo que, por otra parte, nunca te importó. Siempre has estado preparado para ese momento, pero para nosotros, para los que te llevamos muy dentro, nunca te has marchado, porque sigues presente en mí y en tantas personas que te hemos querido y conocido y ese cariño, perdurará en nuestros corazones para siempre.

Sabes que personalmente, tengo que agradecerte muchísimo. Me enseñaste a conocer una Iglesia distinta, diferente. A pisar barro, a ensuciarme los zapatos, a conocer a Jesús de Nazaret. Un Jesús, cuya prioridad son los que nosotros despreciamos porque “no aportan a la sociedad”, increíble, pero cierto… y siempre lo hiciste no con palabras, que también, pero lo que perdurará siempre, es tu testimonio de vida.

Francisco bendijo la teología de Castillo

Tú, Sobrino, Pagola, Ximo, Forcano, Casaldaliga, mi querido Toni Catalá, habéis sido un pilar fundamental en mi vida. Con quienes he tenido la suerte, y sigo teniéndola, de poder hablar, preguntar y formarme. Todos, de diferente manera, me habéis interrogado y ayudado a llegar hasta el momento en el que me encuentro, y eso es un legado que habéis dejado en mi vida y que jamás olvidaré, y que sigo bebiendo de los que hoy siguen entre nosotros, porque siguen acompañándome y disipando mis dudas en muchas ocasiones.

Gracias Pepe por tantas, charlas, tantos encuentros, tantas conversaciones que se quedaron entre nosotros, tanta vida compartida. Gracias por tu testamento de vida.

Siempre defendiste lo que creías y cómo lo creías hasta las últimas consecuencias y eso es de admirar.

Castillo y Marga

Ahora tenemos a Marga, a la que intentamos seguir cuidando en la medida de lo posible.

Las personas que no se olvidan, nunca mueren, porque siempre están en nosotros. No los vemos, no los tocamos, pero los sentimos, y eso me pasa contigo. Sé que sigues estando a mi lado, a nuestro lado, acompañándome, ayudándome a seguir en camino desde abajo, mirando al hermano junto a y no desde arriba…

Gracias Pepe, Gracias, por tanto. No dejes de cuidarnos nunca!!!

También te puede interesar

Recuerdo a José María Castillo a los dos años de su muerte

Gracias, Pepe

Lo último

 Normas rígidas, desigualdades profundas y juicios morales desproporcionados.

Cuerpo, norma y desigualdad: una herencia moral aún sin desentrañar