Hazte socio/a

Del carnaval a la Cuaresma

Del carnaval a la Cuaresma

En apenas unos días, pasamos de la alegría, la música, la fiesta, el baile, a el color morado de cuaresma, la penitencia, el perdón, ayuno etc…

Estamos acostumbrados a vivir este tiempo litúrgico que nos prepara para la Pascua, y que empieza con el miércoles de ceniza, casi como un sacrificio.

En estos 40 días, la Iglesia pone el acento en el ayuno, la penitencia, abstinencia, algo que se empezó hacer, creo que en el S. IV, pero en pleno S. XXI, yo me pregunto: si sirve de algo esto, si sirve no comer carne, ¿lo hacemos por herencia? ¿Tiene algún sentido hoy día?, lo pienso y llego a la conclusión de que no, que solo sirve para tener la conciencia tranquila, pero ¿en qué nos ayuda?, ¿de verdad alguien puede creer que el Señor nos pide que comamos o no carne?... Tengo la impresión que el ayuno que nos está pidiendo va mucho más lejos de eso. Lo que nos está pidiendo, según mi entender, es que pongamos más en práctica el Ev. de Mt 25, que dejemos de ponernos caretas, que para eso está el carnaval, y empecemos a mirarnos hacia dentro cada uno y no solo de cara a los demás. Da la impresión que nos asusta lo que el Señor nos pueda decir. Tenemos miedo al silencio, a la escucha, por eso nos pasamos tanto tiempo con el teléfono en la mano, la música, las redes etc.. Anteponiéndolo a las personas mientras va pasando la vida y la vamos dejando pasar.

Quizá sea el momento de preguntarnos qué tipo de ayuno prefiero vivir, si el cómodo de seguir siendo como soy y no comer carne o empezar a darnos cuenta que como nos decía S. Juan de la Cruz, lo importante de nuestra vida es que al atardecer de la vida no nos van a preguntar cuantas veces hemos comido o dejado de comer, sino qué hemos hecho con el hermano…

También te puede interesar

Recuerdo a José María Castillo a los dos años de su muerte

Gracias, Pepe

Lo último

"Va siendo hora de que la Iglesia católica recapacite para subirse al tren del progreso"

El no del Vaticano a ordenar mujeres diaconisas, ni en la Iglesia primitiva

Silencio, intemperie y "falta de frailes": ¿Basta con cumplir la ley del mercado para justificar una decisión pastoral?

Cierre del Colegio Santo Domingo de La Reina: Una lección dolorosa para la Iglesia Sinodal