Hazte socio/a

Son nuestros hermanos

Son nuestros hermanos

Un día más, una vez más, hermanos nuestros obligados a salir de países como Marruecos, Libia, Egipto o Turquía, dejando atrás familias, hijos, vidas, por un sueño que acaba en muerte, en perdida de vida en nuestros mares, tratados sin derechos, peor que los animales, porque ellos sí que los tienen…

Sólo piden una vida digna, un futuro para sus familias. Hermanos que vienen a Europa, a nuestra querida Europa de la que tan satisfechos nos sentimos. Nuestro primer mundo, ¡eso decimos!, pero este primer mundo es egoísta, indiferente, solo vale el que tiene, el que no, a la calle, no eres útil, no sirves…

Sin embargo, esto es algo que cada vez vamos normalizando mas, miles de muertos cada año, pero no importa porque ¡vamos a celebrar en España, la cumbre de la OTAN! eso es lo importante, que vengas todos los mandatarios y la capital esté disponible para ellos, da igual el coste, eso es lo de menos… es así como nos lo hacen ver nuestros responsables políticos…

Siempre pienso que si se tratara de su madre, padre o hermano, todo cambiaria, pero no lo es, por lo tanto, lo importante es sacar votos, ganar las elecciones con cientos de promesas que jamás se cumplirán, pero lo importante es poder, poder y poder…

Mañana volverá a ser noticia y portada de unas horas, aunque quizá ni eso, pero que mas da… lo importante es que yo estoy bien, en mi casa, con los míos, con aire acondicionado y saliendo a tomas una cervecita si el calor me lo permite… ¡¡¡ basta ya!!! ¿¿Hasta cuándo???

Si de verdad escucháramos e interiorizáramos la palabra de Dios, pensaríamos: ¿qué estamos haciendo?

Al atardecer de la vida me examinaran del amor…

También te puede interesar

Recuerdo a José María Castillo a los dos años de su muerte

Gracias, Pepe

Lo último

"Va siendo hora de que la Iglesia católica recapacite para subirse al tren del progreso"

El no del Vaticano a ordenar mujeres diaconisas, ni en la Iglesia primitiva

Silencio, intemperie y "falta de frailes": ¿Basta con cumplir la ley del mercado para justificar una decisión pastoral?

Cierre del Colegio Santo Domingo de La Reina: Una lección dolorosa para la Iglesia Sinodal