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El pulso de la vida

El pulso de la vida

Ahora más que nunca, quizá nos hemos podido dar cuenta de que la vida es el mayor regalo que hemos podido recibir. Tenemos el privilegio de disfrutarla cada día, de ver un nuevo amanecer, abrazar, besar, compartir etc…

Se nos regala una nueva oportunidad, un nuevo desafío ante nosotros, para aprovechar al máximo e ir entrelazando lo que será nuestra historia, la nuestra. Única e irrepetible. A lo largo de ella tenemos momentos de todo: de dar lo mejor que tenemos y también de tropezar y caernos. Así es como aprendemos, pero lo más importante es que cada tropiezo es un aprendizaje si somos capaces de volver a levantarnos, reemprender el camino, seguir saboreando la vida y aprovechándola al máximo siendo conscientes de que en alguna parte de nuestro camino nos encontraremos con la meta, habremos llegado a ella. Entonces habrá llegado el momento de echar un vistazo atrás y reconocer, con nuestras huellas, aquellas que dejamos y que será lo que los demás recordarán de nosotros. Es aquí cuando me pregunto: ¿Cómo habrán sido? ¿por qué me recordarán? ¿Qué habré sido capaz de dejar en el corazón de los demás? ¿me habrá servido vivir x años, o simplemente han pasado?

Hemos nacido en un lugar, se nos ha dado una familia, amigos, un aprendizaje, quizá pruebas con desiertos incluidos, y por qué no, momentos de éxodo, todo necesario para llegar a lo que somos ahora…

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