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Cómo vivir la autoridad

Cómo vivir la autoridad

Cuando oímos la palabra autoridad solemos asociarla a liderazgo, privilegios, poder etc., pero muy pocas veces, por no decir ninguna, la asociamos a servicio, testimonio o escucha entre otras muchas cosas…

En el mundo eclesial cuando se recibe un cargo, desde párroco hasta Cardenal, se suele utilizar la mayoría de las veces para avasallar o imponer, aunque siempre hay excepciones. Expresiones como: “yo soy la autoridad” o “yo soy el que mando” son palabras que recuerdo de manera especial porque las utilizaba en exceso un Obispo que tuve la mala fortuna de conocer. Cuando se le contradecía en algo y se daba cuenta de que no tenía razón, solía decir: “Yo soy el Obispo y soy el que decido”. Quizá por su dureza, te marcan de manera más especial, pero gracias a Dios, también hay personas que utilizan esa autoridad para el servicio y denuncia de tantas injusticias. Como veis, mismo cargo, diferente utilidad…

Vivimos en un momento en el que necesitamos hombres y mujeres que sepan utilizar esa autoridad para denunciar cualquier tipo de abusos o injusticias. Que sepan curar, consolar, escuchar, ¡Cuánto se necesita la escucha y que poco se ejerce…!

No cerremos los ojos y oídos a ese grito de tantos hermanos que claman ser tenidos en cuenta, ser escuchados, tener una vida digna, en resumen: libertad, no sumisión.

Aquellos que tenéis esa autoridad, no os lucréis y aprovechéis de ella. Utilizadla para ser voz del que no puede tenerla, denunciad, animad, sostened…

Intentemos hacer de esta sociedad un lugar en el que nadie se sienta excluido, sino todo lo contrario: acogido, reconocido y valorado.

En nuestras, en tus manos está…

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