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¿Qué estoy haciendo (todavía) en la Iglesia?

"Su silencio ante las aberraciones neoliberales es atronador"

"Parece que en ocasiones debemos “defender” una institución que traslada abusadores, niega abusos, o los “comprende”"

"La Iglesia no es solamente la única monarquía absoluta de occidente. También es el único patriarcado absoluto. Ver los altares llenos de varones y solo de varones"

¿Qué estoy haciendo (todavía) en la Iglesia?

Cuando miro algunas cosas y la actitud o reacción de “la Iglesia”, más de una vez me surge la pregunta, crítica, por cierto “-¿Qué estoy haciendo acá yo? ¿cómo puedo seguir estando?” Y, tantas (¡tantísimas!) veces estoy tan sin palabras que debo una vez más empezar a pensar y a tratar de dar(me) respuestas.

La jubilación de los sacerdotes, otro cuento laboral

No logro comprender que, habiendo estudiado historia de la Iglesia, podamos decir que tal o cual cosa fue un “error”; que se debió haber pensado en otra variante, o dicho otra cosa, y que cuando algo semejante se repite en nuestros días se insista en el “error” sin siquiera plantearse otra opción.

Realmente, mirando estos elementos (y otros fácilmente visibles) me vuelve una y otra vez la pregunta inicial ¿Qué hago acá? Y vuelvo, una y otra vez, a recordar que:

El Papa y las mujeres del Sínodo de la Amazonía

Como señalé, la Historia de la Iglesia y la lectura de la Biblia me marcan caminos. Y esos caminos sí quiero caminarlos. Cuando los jerarcas (y algunos santos, como – nada menos que – Bernardo de Claraval) apoyaban y alentaban las cruzadas, Francisco de Asís mostró otra Iglesia (o si se quiere, otro rostro de la Iglesia). Cuando la Inquisición quemaba libros y personas, Teresa de Ávila resistía (¡y escribía!) hasta el punto de celebrar que muere “hija de la Iglesia” (es decir, antes que la echaran). Cuando la evangelización europea esclavizaba, encomendaba y torturaba indígenas, Bartolomé de las Casas les gritaba que eran en realidad adoradores del oro, no del Dios de Jesús. La pregunta, y no es solo para mí, sino para todos los que decimos ser parte de la Iglesia, es cómo es la Iglesia que Jesús quería; cómo es y como sueña Jesús que la Iglesia sea. Otra Iglesia (u otro modo de ser Iglesia) es posible, deseable, soñado por Jesús. En esa quiero estar, eso trato de ser y, ojalá, todos (en especial los que muestran al mundo un deformado rostro del Pueblo de Dios) sepamos convertirnos para ser Iglesia de Jesús, Iglesia de los Pobres, Iglesia Pueblo de Dios.

No a los abusos

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