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"Ausencias en una buena Exhortación Apostólica"
Como ya se ha dicho abundantemente y se ha comentado, el papa León XIV ha publicado su primera exhortación apostólica, Dilexi Te, dedicada al amor a los pobres. La frase, “te he amado” (egō ēgápēsá se; Apocalipsis 3,9) la dirige el papa a los pobres. El texto bíblico dice otra cosa: se dirige a la comunidad de Filadelfia en momentos críticos, algunos son perseguidos, pero tienen una puerta siempre abierta ante Dios. No habla de los pobres. Lamentablemente, desde hace muchos años, el uso de la Biblia en los documentos vaticanos no suele seguir las indicaciones que el mismo Vaticano ha señalado.
Pero mirando la Exhortación, y habiendo ya señalado en otra ocasión sus muchos aspectos positivos, quiero detenerme en otros puntos.
-Para comenzar, pareciera que el amor a los pobres es exclusivamente “de la Iglesia”, y dentro de la Iglesia, exclusivamente de los sectores “jerárquicos”. El laicado está absolutamente ausente.
-Destaca la importancia que la Iglesia ha dado, por ejemplo, a la salud de los pobres, la educación de los pobres, pero no hay ninguna referencia la educación pública o la salud pública.
-El mundo indígena y el mundo afro también están ausentes (y, el primero, es particularmente llamativo dada la autoproclamada actividad pastoral del Papa en Perú; #89).
-Citando al Papa Francisco, hace suya la sentencia:
«la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones. Se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje» (#12), pero pareciera que la Iglesia no forma parte de esas “sociedades” ya que “la misma dignidad e idénticos derechos” no ocurren en su seno.
-La importancia de la Política en la búsqueda de una mayor justicia para los pobres (y las pobres) no se destaca con la claridad y contundencia con que lo hacía el Papa Francisco.
-El Papa no ignora (y lo señala) que la pobreza, la vida (y muerte) de los y las pobres es algo causado. Son efectos de una causa; sin embargo, puede extrañarse una mirada más precisa de esas causas. Por ejemplo, las consecuencias de las guerras no se destacan, y palabras como “deuda” están ausentes en el texto. Si bien – citando a Francisco – menciona el “imperio del dinero”, el imperialismo está ausente, y la palabra “colonia” no se encuentra jamás…
Valgan estos ejemplos, que podrían ampliarse, para señalar límites de una buena Exhortación Apostólica. Límites señalados, no por afán de crítica, sino para que el amor a los pobres sea siempre una utopía, como lo es el reinado de Dios, hacia el que tender cada vez con mayor dedicación, compromiso y militancia.
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