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San Román, al amor de los árboles de Condat

Un santo para cada día: 28 de febrero

Cuando contaba 35 años pone rumbo a la Galia oriental para asentarse en el paradisíaco valle donde se encuentra el pueblecito de Condat

Sin equipaje, sin casa, sin nadie conocido, tan solo la copa de los árboles podían darle cobijo

San Román

Román nace cuando está agonizando el imperio Romano de Occidente, acontecimiento, éste, que le produce una profunda pena. Le vemos aprendiendo las primeras letras en las escuelas de la provincia de Lyon.

Después de haber pasado unos plácidos años de infancia, adolescencia y juventud junto a los suyos, a una edad tardía, cuando contaba 35 años pone rumbo a la Galia oriental para asentarse en el paradisíaco valle donde se encuentra el pueblecito de Condat. Va solo, no le acompaña nadie, sin equipaje, prácticamente con lo puesto, eso sí no se había olvidado de meter en la mochila las “Vidas de los Padres del Yermo”.

Sin casa, sin nadie conocido, tan solo la copa de los árboles podían darle cobijo, cualquier sitio es bueno para meditar, rezar y dar gracias a Dios y por toda compañía de los animalitos que merodeaban por allí.

Quienes han tenido a su cargo alguna mascota saben bien que a veces los irracionales pueden darnos más cariño que los seres humanos y sobre todo nos dejan la sensación de sentirnos mejor comprendidos. Así fue hasta que apareció por allí otro personaje tan excéntrico como él, su hermano llamado Lupicio y así comenzaría una sublime aventura digna de ser recordada.

Quienes han tenido a su cargo alguna mascota saben bien que a veces los irracionales pueden darnos más cariño que los seres humanos

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