30 jun 2021
No hay varón ni mujer (Gal 3,28). La familia, una historia pendiente
Los medios siguen hablando de la diversidad sexual (día-gay, grupos Lgtbi) y de la identidad personal de los seres humanos, que pueden escoger su género “real” (ley-trans), de forma que en el DNI se pueda poner no sólo V (varón), M (mujer), sino tercera casilla con O (=otras identidades).
El tema DNI es secundario y se podría resolver quitando esas casillas de sexo. Lo importante es el fondo, la identidad humana. Es un tema complejo complejo y no hay respuestas fijas, pero podemos plantearlo mejor, desde el principio bíblico, en este año 2021, dedicado oficialmente a la “la familia”.
No se trata de negar la realidad (como algunos piensan), ni de decir que todo da lo mismo, sino todo lo contrario, de poner a los seres humanos ante su "verdad personal". Estos cambios nos sitúan ante la mayor tarea humana de los últimos siglos, y aquí tiene mucho que decir el cristianismo.
Sin duda, el sexo influye mucho: Parece haber un “núcleo dominante” bi-sexual en los seres humanos, que se identifican (=les identifican) como varones o mujeres. Pero hay espacios liminares, o, quizá mejor, núcleos borrosos (=enriquecedores) en los que las personas se definan de otras formas, en línea homo- y/o trans-sexual (en la línea de los eunucos de Mt 19, 12).
Esos “bordes y/ nucleos porosos” puede resultar amenazantes, para algunos que se creen “seguros” porque son muy inseguros, de forma que ellos responden con críticas, desprecios e incluso violencia a los que piensan y viven de un modo distintos. Pero esos “distintos” (¡todos lo somos de algún modo!) pueden ofrecer y ofrecen muchas veces formas de comprensión y vivencia humana más alta.
Esa diversidad no es amenaza o maldición para la “clase” bi-sexual (que es una forma intensa de expresar el amor), sino que puede y deber ser una bendición y camino de enriquecimiento de la humanidad, según el evangelio y la nueva sensibilidad antropológica.
Algo he pensado sobre este tema e incluso he publicado un estudio desde la perspectiva de las religiones y otro desde la Biblia, con subtítulo programático: "Una historia pendiente". El tema de familia es, sin duda, una historia pendiente, no sólo para la iglesia, sino para el conjunto de la humanidad.
Divido mi reflexión en cuatro partes. Por favor, quien quiera ver pronto mi respuesta vaya a la cuarta parte. Los demás pueden empezar por la primera.Buen de día a todos, y buena familia.