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Nosotros los mayores, y la poesía 6. ABUELOS Y NIETOS: RECIPROCIDAD

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La relación con sus abuelos enriquece a los nietos, que reciben de ellos un amor desinteresado, gratuito, un tiempo relajado para jugar, conversar, pasear, conocer sus raíces, sus tradiciones, rituales, costumbres, que se van transmitiendo de generación en generación. Como los padres son los responsables últimos de su educación, el papel de los abuelos es más relajado, complementario. De ahí que suele existir cierta complicidad entre nietos y abuelos que, por su veteranía, representan para ellos valores seguros, referencia moral y espiritual, oídos y corazones atentos a acoger amorosamente sus confidencias y sus sueños...

La relación de los mayores con los nietos enriquece también a los abuelos, que se sienten interiormente rejuvenecidos. Como, por su edad, les queda poco tiempo, y sus obligaciones en el día a día son muy relajadas, les sobra tiempo para disfrutar con sus nietos y su hermoso universo de alegría y belleza, recuperando así el poco tiempo que probablemente dedicaron a sus hijos. Transmite el niño a los mayores su alegría de vivir, y agradece el tiempo que se le dedica y el placer que siente.

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“ABUELOS Y NIETOS ADOLESCENTES”

Con este título ha publicado un sugerente artículo Victoria Cardona, orientadora familiar, en la dinámica revista “Hacer familia”. Por el cálido y luminoso mensaje que, pienso, nos acerca, me permito reproducir el relato final de su valioso testimonio:

Unos abuelos vecinos míos invitaron a su casa, unos días de las vacaciones de verano, a su nieta de quince años con dos de sus amigas de la misma edad. Se esforzaron para que lo pasaran muy bien: unos días de playa para broncearse -tema que las tenía obsesionadas, pues eran del interior-, visitas a todo lo que les apetecía de la ciudad, ensaladas y carne a la plancha para mantener bien la línea, alquiler de los DVD que deseaban, contactar con familias jóvenes con hijos adolescentes para que salieran con ellas. ¡Todo y más!

Las chicas volvieron agradecidas a sus casas, muy contentas y felices; pero su nieta no les dio señales de vida, aunque no se extrañaron porque ya tenían experiencia con otros adolescentes. Hasta que, un día, la abuela decidió llamarla por teléfono:

–¿Qué tal? ¿Qué recuerdo tienes y qué dicen tus amigas de su estancia con nosotros?

–Mira: lo que más les gustó fue que el abuelo dijera que te conoció cuando tenías la misma edad que nosotras y que, desde entonces, te encuentra igual de atractiva y guapa; que sigue enamorado de ti como cuando te vio por primera vez.

Esta vivencia es una muestra de que los nietos descubren valores en la vida de los mayores, un valor, en este caso, tan importante como el del amor, por el cual muchos padres se devanan los sesos para explicarlo a sus hijos. Un valor que descubren en la adolescencia -edad de ideales-, porque el vínculo afectivo creado con los abuelos subsiste a pesar de las peculiaridades de cada edad cuando hay comprensión, cariño y entusiasmo.”

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TÜ Y YO JUGAMOS EN EL JARDÍN SIN SOMBRAS...

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En imagen, Ildefonso–Manuel Gil, bien acompañado, autor de un delicado poema inicialmente titulado “El poeta juega con su nieto“, y últimamente bautizado como “Con Michael”. El senescente poeta juega en el jardín con su tierno nietecito; no son problema las edades. Como en el paraíso, los dos son uno. Lo común es el goce, la felicidad, la dicha... Un revelador sol de mediodía enciende sus corazones: gritos y risas estallan en un tiempo detenido.

Se apagaron las luces del milagro: y regresa el abuelo a su ocaso, a su noche, a las hojas caídas de noviembre. A la última rosa, temblorosa y valiente.

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CON MICHAEL

Asciende el sol hacia su plenitud reveladora

de la piedra y del pájaro,

mientras tú y yo jugamos en el jardín sin

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sombras,

con las desnudas almas entregadas

a la pura exigencia del instante.

Tu tierna edad y mis cansados años

se igualan, se complacen

juntos en este goce que niega sus distancias,

que nos funde en el grito alegre, en la sonrisa

de la inocencia compartida.

Conozco sin tristeza el declinar del sol hacia el

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oscuro

dominio de la noche cegadora,

acepto el espejismo de tiempo detenido

en esta suma dicha de que juguemos juntos,

ahora, en el jardín, equiparados

mi ayer y tu mañana,

tú y yo en felicidad inacabable.

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Vuelven

los diminutos pájaros,

el sosegado vuelo de las hojas,

la costumbre del íntimo jardín

ya con el solo lujo de una rosa

bajo el aire transido de noviembre.

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LA REBANADA DE RISA DAME, NIÑO, DE TU PAN DE INOCENCIA

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El autor del segundo poema de hoy es Ramón de Garciasol. De su segundo libro, "Canciones", hemos seleccionado "Limosna". El ritmo es ágil, como juego de niños, como canción de ronda. Y lo más importante: al descubrir los sentimientos del poeta hacia la infancia evocamos el mandamiento de Jesús: "Si no os hacéis como niños..." Mendiga por caridad a un pequeño su risa, su intuición, su fantasía, porque tiene necesidad de ellas... En "Fuente serena" escribirá: "Niño, no cierres los ojos, / que nos quedamos sin luz. / ¡No nos dejes solos!"

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LIMOSNA

¿A qué te sabe la vida,

niño que descalzo vas?

¿A qué te sabe en la boca

la llama de tu cantar,

que empieza a latir la tarde

como pájaro en la mano?

¡Corazón sin deshojar,

qué bien arde de gloria

tu cantar!

La rebanada de risa

dame, niño, de tu pan

de inocencia.

Me muero de hambre de ciencia

tuya, pequeño:

de saber a cualquier cosa

darle sabor de alto sueño,

de saber hablar en rosa.

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REFLEXIÓN. “El nieto está ahí como la mejor parte, quizá, de su historia humana, pero no como parte elaborada directamente por el abuelo, sino como parte que es regalada, obsequiada por el nieto. Éste no llega al abuelo para recibir vida –como la recibe de sus padres– sino para otorgarla; no aparece ante el abuelo como fruto de una decisión del mismo sino como luz sobrevenida.” (Antonio Álvarez–Solís)

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PRESENTACIONES PPS. Sugerimos dos interesantes vídeos: “Abuelitas” y “Mi abuela”. En “Abuelitas”, un niño y una niña van describiendo, con elegante simpatía, en una pizarra escolar, lo que para ellos es una abuelita. Pase automático. Pulsaraquí. En “Mi abuela”, se presenta una abu medio loca, es decir muy cuerda, muy llena de vida, que en cada cumpleaños rejuvenece. Pase manual. Pulsaraquí.

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NOSOTROS LOS MAYORES,

y la Poesía

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1.¡Así, no!

A LA SALIDA DEL PUEBLO, de Vicente Aleixandre

2.Tercera Edad y Cuarta Edad

YA ME CANSÓ LA IMAGEN DEL INVIERNO, de José Moreno Villa, y ENAMORADO, de Roberto Cabral

3.El libro de la vida

PORQUE HE VIVIDO TANTO, por Jesús Mauleón

ADIÓS A LA NADA, por Vicente Gaos

4.El testamento de José Luis Martín Descalzo

EL CANSADO y EL ERROR, por J. L. Martín Descalzo

Y ENTONCES VIO LA LUZ..., por J. L. Martín Descalzo

5.Abuelos

LISA, por Ildef. Man. Gil, y UN RAMO DE ESPERANZAS PARA UNA MADRE PRÓXIMA, por J. M. Fdez. Nieto

6.Abuelos y nietos: reciprocidad

CON MICHAEL, por Ildefonso Manuel Gil

LIMOSNA, por Ramón de Garciasol

7.La cruz de la ancianidad

ESTABA DIOS AQUÍ, por Francisco Garfias

ESTE DOLOR, por María Luis Mora

8.Ancianidad y Resurrección

EMAÚS, por Rafael Alfaro

DIOS NOS HABLA A TODAS HORAS, por Ricardo León

9.Buscando a Dios entre la niebla

ANTES DE HUNDIRME, por Griselda Álvarez

ES UNA TARDE CENICIENTA..., por A. Machado

TEN ESPERANZA, por V. Aleixandre

10.La arruga es bella

SABOR DE VENDIMIA, por Gioconda Belli

11.Los árboles viejos son acogedores

NADIE ENVEJECE..., por Albert Schweitzer

PERO NUNCA TE DETENGAS, por Teresa de Calcuta

12.Abro las escrituras para fortalecer mi corazón

ESTOY DELANTE DE TI, por Jacques Gauthier

UNA VEZ AL DÍA, de Paul Roth

13.Los que vivimos solos

AJENO, por Claudio Rodriguez

¡VEN!, por Autor desconocido

ÍNDICE del 13 al 24

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