La lógica de la Resurrección de Cristo es expansiva, no la frenan las ideologías ni las instituciones, que siempre se quedan cortas con sus límites excluyentes. Las primeras en comprenderlo y anunciarlo eran esas mujeres que fueron muy temprano al sepulcro...a dar su homenaje a Aquel que las había reconocido como nadie.
El Amor de Dios todo lo incluye, asume lo bueno que pueda haber en la izquierda y la derecha, la mística del cielo y el compromiso terreno, la soledad y el Pueblo, la tinta de los intelectuales y la sangre de los mártires… todos los fluidos se complementan y convergen en el río de la Vida Nueva.
Hoy las iglesias vacías gritan que hay una forma de hacer las cosas que ya no funciona. Se les ha ido la gente y detrás de ella se está yendo de puntillas, su Buen Pastor...Que en un mundo que ha cambiado tanto, hace falta otra perspectiva, no una mera repetición de fórmulas de hace quinientos años… en esa mínima expresión del mundo que era occidente.
Hace falta reelaborar conceptos. Aclarar nuevamente de qué hablamos cuando hablamos de pecado, enfermedad, salud mental, progreso, religión, Dios…Las definiciones de todo lo conocido se han ampliado... Hace falta incorporar más lados a nuestros razonamientos y esto no es relativismo sino honestidad con la realidad ampliada en la que Dios nos habla como la primera vez.
Hace falta ese tipo de fe que ilumine un pensamiento complejo para comprender y curar, no un fundamentalismo tuerto que condena porque se quedó anclado en una parte del pasado y con un grupo de privilegiados histéricos.