Su dependencia directa del Papa la convertiría en un peligro para los absolutismos de la Ilustración, lo que explica implícitamente el motivo principal de la expulsión y extinción de la Compañía de Jesús en el S. XVIII
Europa estaba dominada por monarquías absolutistas, principalmente borbónicas. En ellas la ideología dominante era el regalismo favorable a la supremacía del rey sobre la del papa.
La expulsión de los jesuitas fue una injusticia histórica y sin argumentos, un atropello contra los derechos de seres humanos, comparable, salvando las distancias, a la expulsión de los judíos o moriscos
Carlos III expulsó a los jesuitas por miedo; estaba convencido de que eran los autores del Motín de Esquilache y de que lo iban a matar
La debilidad de Clemente XIV, elegido papa bajo presión de las cortes borbónicas, fue la razón decisiva que motivó la firma de la extinción. Los errores de la Orden fueron convertirse en confesores reales y apoyar en sus colegios a los nobles
Cuando fueron admitidos en los Estados pontificios, sufrieron un vacío; ni siquiera les pagaban las misas. Solo abandonaron la Compañía un 20 %
El mundo infiel perdía más de tres mil misioneros, y la sociedad cristiana más de 800 instituciones de enseñanza
Con la restauración, los jesuitas eran apenas unos 800, la mayoría, ancianos y achacosos
“Si la Compañía de Jesús se disolviera como sal en el agua, me bastarían quince minutos de oración para estar en paz” (San Ignacio de Loyola)