Nuevos versos de Jesús Mauleón 4. ERA MORTAL

Nuevos versos de Jesús Mauleón 4. ERA MORTAL

Dedicamos la entrega de hoy a tres poemas de “Pero estás en mi aliento” de Jesús Mauleón, que afrontan, con lucidez y elegancia, el misterio de la finitud. En un primer título, “Era mortal”, rememora expresivos versos sobre su propia muerte. En “Todos fueron muriendo”, cercana ya su propia partida, se interesa por la pérdida de entrañables amigos, deseando para todos ellos “una inmortalidad a la que nunca quisisteis renunciar”. Finalmente, en el soneto “El poeta cumple sus ochenta años”, sugiere el lírico una intensa meditación sobre el presente: “siéntate, escribe, canta, goza, inventa…”, recordando un pasado de gratitud y un mañana de esperanza. Aunque en su vida de hoy “casi anochece”, sabe que Dios le espera “con su casa abierta”.

SI VIVO ESCRIBO, NO ME DEJO MORIR

Valiente título el de los próximos versos: “Era mortal”. Se visualiza el poeta ya fallecido, dejando por herencia sus versos. Así escribió en “Testamento”: “Pido morir en paz / con Dios y con la vida / después de balbucir mi casa verdadera / y roturar como mi tierra madre / mi hacienda de palabras.” Evoca en telegrama textos anteriores: “Si escribo soy el mar… Si escribo soy feliz. Y casi / no soy mortal, si escribo”.

ERA MORTAL

Mucho de lo importante que he vivido

lo tengo en mis papeles.

Si no vivo no soy, si vivo escribo,

no me dejo morir

ni me entrego a la nada de la sombra.

Mi vida se prolonga. Me rebelo

contra las horas mudas.

Me duele tanto, tanto la palabra

que no acierto a decir…

Ya escribí en otro tiempo humildemente

“Si escribo soy el mar”. No me resigno

al desierto sin agua, ni al arroyo

que se seca en verano, ni a la rambla

testigo únicamente

de otras pasadas lluvias torrenciales.

“Si escribo, soy feliz. Y casi

no soy mortal, si escribo”,

puse en papel en días ya lejanos.

El día que enmudezca para siempre,

pensad que era mortal. También lo dije.

(Julio de 2014)

LOS QUE ME ENSEÑARON A VIVIR

En “Todos fueron muriendo”, hace Jesús Mauleón memorial de afectos hacia todos aquellos que le enseñaron a vivir. “Cómo los amo aún, / cercana ya mi muerte”. “Os amo y os deseo / una inmortalidad a la que nunca / quisísteis renunciar…” Y descubre su convencimiento de que tanto amor, tanta belleza expresada, guardaban un secreto: y es que solo eran posible “en el soporte / de nuestro Origen, Meta, Padre generoso, / siempre inmortal, aupando nuestra nada.”

Os invito a conocer el bellísimo relato muy personal del poeta navarro que recuerda la generosa ternura de la monjita que le dio a conocer las primeras letras, y así se titula: “De cuando Sor Pilar enseñó a leer al poeta niño” (pulsar aquí) Por cierto: me gustaría confesaros que la foto que ilustra los versos de hoy es la imagen de mi madre Casilda, maestra nacional, enseñando a leer a un pequeñín (hace cuantísimos años…).

TODOS FUERON MURIENDO

Todos fueron muriendo

los que me enseñaron a vivir.

Cómo los amo aún, cercana ya mi muerte.

Jamás ninguno de ellos me ocultó

que fuésemos mortales.

Pero tampoco me enseñó ninguno

a despreciar la vida.

Me dieron carne, sangre, voz, me dieron

como un tesoro la palabra.

Sin saberlo o sabiendo, me afirmaron

este instinto de amar

y esta nunca buscada, irrefrenable,

pasión por la Belleza.

Todos estáis conmigo

a pesar de mis gestos distraídos,

de mi mirada no siempre agradecida…

Os amo y os deseo

una inmortalidad a la que nunca

quisisteis renunciar,

tal vez porque instintivamente sospechabais

que tanto amor, tan elevada

generosidad

solo os era posible en el soporte

de nuestro Origen, Meta, Padre generoso,

siempre inmortal, aupando nuestra nada.

(1016)

SIÉNTATE, ESCRIBE, CANTA, GOZA, INVENTA…

Ochenta años después del 21 de diciembre de 1936, celebra el poeta de Arróniz su cumpleaños con la elegante escritura de un soneto. Pasado, presente y futuro se enhebran en los 14 versos, 14 besos de un portapaz evangélico, generoso y vibrante.

EL POETA CUMPLE SUS OCHENTA AÑOS

Siéntate, escribe, canta, goza, inventa

un soneto sonoro y entonado

donde estén el presente y el pasado

de tu vida que hoy cumple los ochenta.

Tira de gratitud, mima y asienta

un segundo cuarteto esperanzado

en el que quede a muerte bien grabado

el afán de vivir que te alimenta.

Pasan los años, vuelan en huida,

pasa el tiempo y la edad, y ya en tu vida

casi anochece, el corazón alerta.