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Nosotros los mayores, y la Poesía 40. ¡CÓMO AMABA LA VIDA!

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El poeta navarro Jesús Mauleón publicó, editada por el Gobierno de Navarra, su poesía de medio siglo, bajo el título “Obra poética (1954–2005)", de 556 páginas ofreciendo 327 poemas. En 2010 presentaría, en Ediciones Vitrubio, “Este debido llanto”, poemario de 42 títulos, centrado en el fallecimiento de su nonagenaria madre, perfumado todo él de humanidad y místicas intuiciones, uno de los más bellos, originales, evangélicos obituarios que conozco (pulsaraquí). En imagen, Jesús y su madre jugando con un pequeño de la familia.

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APASIONADO ADIÓS

Tres años después, nos sorprende Mauleón con otra vibrante entrega, “Apasionado adiós”: a sus 76 años, en plenitud mental, afectiva y existencial le gustaría hacer balance de lo vivido, disfrutar más y más el presente, vivir aquí el amorhasta que Dios quiera... Del tema de la muerte investigaremos con el poeta en dos o tres próximas páginas del blog. Saborearemos, de momento, tres poemas comprometidos de humanidad y aceptación.

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LOS QUE VAN A MORIR TE SALUDAN

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Párroco de cuatro pueblecitos próximos a Pamplona, en "Atardecer en Barañáin" contempla el ocaso de la luz -es otoño, septiembre de 2008- y se dirige con tristeza al sol que cae y desaparece: "Pero vas a morir". Morirá el sol y el poeta. Amenazado por las negras aguas del pozo de la noche final, proclamará, todavía vivo, todavía en paz, como los condenados a muerte del circo romano: "Ave..., los que van a morir te saludan..."

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ATARDECER EN BARAÑÁIN

Se resisten la tarde

y el sol, oh otoño vivo.

Cuánto oro todavía derrochado en los montes.

Pero vas a morir. ¿Qué más da declinar

en gesto deslumbrante

que hundirte de repente en un vientre de nube?

¿Miedo a la muerte?

Nada hubo más común ni más antiguo.

Quiebra el ocaso ya. En el monte

se apagan las monedas y la vida.

Ave, sol de la noche:

los que van a morir,

en paz,

en sombra,

te saludan.

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NI SUS PIES SON AQUELLOS...

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Se refiere el poeta de Arróniz, Navarra, a su patria chica, donde estrenó la primera luz y el primer llanto. El niño aquel de sorprendidos ojos, de juguetonas manos y ágiles pies, hoy se arrastra con torpeza y decrepitud por las veredas del cercano parque. "Y un agudo dolor / dolor de tiempo le punza en el costado, le hace / casi doblarse, abandonar sin aire / la mitad de sí mismo..."

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PISA ESTE PARQUE

Pisa este parque que pisó de niño

y de pronto un agudo

dolor de tiempo le punza en el costado, le hace

casi doblarse, abandonar sin aire

la mitad de sí mismo.

No son éstos los ojos

con que entonces miraba agigantando

las copas de los árboles, su misterio sin bordes,

las columnas alzadas

y aquel templo en penumbra

que atravesaban victoriosas

lanzas de sol, clavando el mediodía.

Ni son éstas las manos que acercaron

a su cara el perfume de una rosa,

o vistieron el aire

rozando la espesura de la fronda.

Ni sus pies son aquéllos que movía

de agilidad de potro su inocencia.

Este parque de invierno le entristece y derriba

como techo caído.

Las estatuas se empinan sin coronas,

reinas de soledad, que hasta los pájaros

de sus cabezas huyen.

En la gravilla lentos van sus pasos

torpes, desajustados

a la velocidad del tiempo que huye.

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¡CÓMO AMABA LA VIDA!

Es frecuente ritual que redacte el poeta en vida su propio epitafio. Se empeña Mauleón en dejar constancia de su amor a la tierra y al hombre y sus creaciones. Pero, sobre todo, de su amor y su fe inquebrantable al Creador que nos ama, al Padre que nos espera. La referencia a los huesos me trae a la memoria el ósculo a relicarios de la piedad cristiana. Son conmovedores los versos finales donde el poeta se acerca a su tumba y lee el antiguo epitafio. Al margen de lo que suceda después de la muerte, dejará escrito en su "Nuevo epitafio": "¡cómo amaba la vida!"

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NUEVO EPITAFIO

"Aquí yacen los restos de quien siempre

fue y se supo mortal.

Y supo bien que aquí o allí

también Dios besa y abraza nuestros huesos".

Cuando escribió sereno

estas pocas palabras,

¡cómo amaba la vida!

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MUJER NOBEL DE MEDICINA

MUERE A LOS 103 AÑOS

Rita Levi Montalcini recibió en 1986 el Premio Nobel. En la PPS de hoy conoceremos una interesante entrevista a la investigadora italiana sobre la plasticidad neuronal y la prolongación de la vida. La Presentación se titula "Rita Levi Montalcini". Pulsar, primero, aquí, y posteriormente, en la página que se abra, marcar “descargar”.

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NOSOTROS LOS MAYORES,

y la Poesía

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36. Regresar a ese limpio manantial

EL MANANTIAL, de Eloy Sánchez Rosillo

LA ESCONDIDA FUENTE, de Eloy Sánchez Rosillo

EL VIAJE, de Eloy Sánchez Rosillo

ÍNDICE DEL 25 al 36

37. Miro mis manos...

MEDITACIÓN SOBRE UNAS MANOS, de Eloy S. Rosillo

CERTIDUMBRE QUE QUEMA, de Eloy Sánchez Rosillo

38. El efecto mariposa

LA REPERCUSIÓN, de Leopoldo de Luis

VISITA AL MERCADO, de Leopoldo de Luis

39. Agnosticismo, viejo perro...

SANTOS RECINTOS, de Leopoldo de Luis

LOS AMANTES, de Leopoldo de Luis

POEMA DE AMOR LEYENDO A MACHADO, de L. de Luis

40. ¡Cómo amaba la vida!

ATARDECER EN BARAÑÁIN, de Jesús Mauleón

PISA ESTE PARQUE, de Jesús Mauleón

NUEVO EPITAFIO, de Jesús Mauleón

41. Con esta dicha de sentirme vivo

GRACIAS, GRACIAS, de Jesús Mauleón

PLAZA DE LOS CASTAÑOS, de Jesús Mauleón

YO PONDRÉ SOL, de Jesús Mauleón

42. Pero ésta no es mi casa

PERO ÉSTA NO ES MI CASA, de Jesús Mauleón

ESPERO, de Jesús Mauleón

ESTE POEMA NO FUE NUNCA ESCRITO, de Jesús Mauleón

43. Cuando mueren los otros

ESA MUERTE PEQUEÑA, de José María Fernández Nieto

RUDA FAENA, de Daniel de la Vega

44. Vendrás de noche o de mañana

CIRIOS, de José Emilio Pacheco

SÉ QUE VENDRÁS, de Joaquín Antonio Peñalosa

A VOCES, de Joaquín Benito de Lucas

45. Avísame, Señor

HERIDO VER, de Ramón de Garciasol

ENFERMO, de Luis Álvarez Lencero

CONVALECENCIA, de Juan Ramón Jiménez

46. El rostro que conjura ver al final

EL ROSTRO QUE CONJURA, de José Agustín de Goytisolo

ANNE MARIE, de Ricardo Paseyro

VER LLEGAR LOS INVIERNOS..., de Fernando Fortún

47. Descifrando sentidos a la muerte

SERÁN CENIZA, de José Ángel Valente

MUERTE VENIDERA, de Joaquín León

48. Amaré y amaré hasta el final

APRESURA, SEÑOR, TIENDE TU MANO, de T. Luca de Tena

ENAMORADO, de Roberto Cabral

LA MUERTE COMO EL AMOR, de Victor Manuel Arbeloa

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